/28/ La noche

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/Kei/

—¡BIIIP! ¡BIIIP! ¡BIIIP...!

—Tsukki, ¡apaga eso!

Apagué el despertador. Había dormido cerca de tres horas y media, y me daba la impresión de que eso era lo que iba a dormir en toda la noche.

Me puse el abrigo y los zapatos, cerré la puerta detrás de mí y eché a andar sobre la nieve. El viento helado nocturno me arañaba la nariz y me empañaba las gafas.

"Las cosas que hace uno por amor, vamos..."

Estuve dando vueltas durante varios minutos alrededor de las cabañas, hasta que vi la reconocible figura musculosa de Midoriya. Trataba de ir a hurtadillas, y se dirigía a la cabaña de Ryoko.

"Oh, no. Eso sí que no."

Empecé a seguirlo por detrás, procurando que no me viera. Mi intención era sorprenderlo por detrás, pero al final...

Fue ella quien me sorprendió a mí.

Kazuki se quedó delante de la puerta de la cabaña. Parecía debatir si hacer o no lo que tenía planeado.

Pero entonces, vi algo que nunca hubiese deseado comprobar.

Salió Ryoko de la cabaña y se encontró con el otro de frente. Él la agarró por las mejillas y la besó.

Parecía que no se oponía.

Entendí entonces por qué había salido de la cabaña, y por qué no me había llegado a besar antes en el lago. Porque, tal vez, no me había perdonado del todo por haberme comportado como lo hice.

Y es que la quería tanto, que tan solo era capaz de echarme la culpa a mí mismo.

De nuevo, los pensamientos recurrentes en mi cabeza volvían a atormentarme.

"No soy suficiente, y siempre habrá alguien mejor."

/Ryoko/

Aquel pulpo me pilló por sorpresa. Era consciente de que me tenía ganas, pero ¡joder! No sabía que fueran tantas. Me lo intentaba quitar de encima, pero no podía.

Hasta que entonces vi algo que me rompió el corazón:

La figura de Kei.

Vi cómo se giraba y se volvía a donde quiera que fuera, arrastrando sus pasos y agachando la cabeza.

Me sentí entonces tan decepcionada conmigo misma, aun no habiendo hecho nada, que aparté al otro de un empujón, más que cabreada.

—¡Para ya, joder! —Le grité—. ¿No ves que estoy tratando de quitarte de encima?

—Entonces, ¿no habías salido para verme?

—...No. Lo siento.

Entonces, fue cuando vi que se giró él, muy a lo lejos. Lo conocía tan bien que sabía que se había quedado en esa posición para oírlo todo sin parecer que le importase.

Dios, cómo lo quería.

Cómo me atraía aquella sonrisa cínica que se iba formando en su expresión. Cómo me atraían sus perfectos ojos dorados, elaborados a imagen y semejanza del mismo Sol, bajo la luz de la Luna.

Se empezó a acercar hacia nosotros, hasta que estuvo a nuestro lado.

Y cómo no, tenía que soltar un comentario de los suyos.

—¿De verdad que no habías salido para verle a él? —Negué con la cabeza—. Ciertamente me das pena, Kazuki. Qué golpe tan bajo, ¿verdad?

No pude evitar quedarme mirándolo, rendida. Cuanto más cerca lo tenía, más ganas tenía de volver a intentar lo de aquella tarde...

Estás loca ☆Tsukishima x tú☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora