/6/ El parque de atracciones

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/Ryoko/

—Llegas tarde, como siempre.

Tsukishima me miraba con cara de pocos amigos, al igual que Tadashi y Reo, cuando llegué a donde habíamos quedado. ¡Tan solo iba cinco minutos tarde! No tenían derecho a mirarme así.

Aquella mañana habíamos acordado reservar la tarde para ir al parque de atracciones. Fue idea mía, ya que me apetecía salir de casa y comenzar la operación "Yamaguchi x Yoshikawa".

—Venga, Farola-kun, quien dice un minuto menos dice uno más. Además, ¡no vale! Vosotros vivís más cerca.

Me dio entonces por apreciar a mis amigos.

La situación era un tanto cómica; mientras Tsukishima parecía el ser inerte de siempre, Reo evitaba acercarse mucho a ellos por vergüenza y se pegaba a mí como una lapa, y Yamaguchi estaba rojo como un tomate.

Llegó el taxi. Tras tomarlo, llegamos en poco tiempo.

Nos encontrábamos frente a un recinto enorme lleno de cacharros gigantescos de metal, de los que salían todo tipo de luces de colores y sonidos estridentes.

—¡Me encanta este sitio! —No pude evitar decir.

Reo soltó una risa.

—¿Por dónde empezamos? —Preguntó.

—Podríamos ir a la atracción esa que te lanza agua en una montaña rusa.

—Vale... —Yamaguchi tragó saliva.

Mientras íbamos de camino a la atracción, podía ver cómo le temblaban las piernas al pobre pecoso.

—Oye, Tsukishima —le susurré—. ¿Qué diablos le pasa a Yams?

—Creo que le tiene miedo a las alturas —respondió con el mismo tono de voz.

—Ay, pobre. Y se hace el valiente delante de su amada...

El rubio se rio por lo bajini.

Llegamos a la atracción. Por suerte para nosotros, no había mucha cola, y en diez minutos nos sentamos en una de las vagonetas de cuatro. Reo y yo nos sentamos delante y Yamaguchi y Tsukki detrás.

—Recuerden mantener las manos dentro del vehículo —dijo el encargado como última norma.

Tras eso, la vagoneta se puso en marcha.

Empezamos suave. Recorríamos una senda tranquila, con poca altura. Pero de repente, dio un giro brusco; nos cayó un chorreón de agua encima y empezamos a subir una cuesta de manera muy acelerada.

Empezamos a subir, a subir y a subir... hasta que, de repente, caímos en picado a velocidad de la luz. Era completamente increíble. Mientras yo chillaba rebosante de felicidad como una posesa, los demás lo hacían pero de espanto.

Nos adentramos entonces rápidamente en un túnel completamente a oscuras del que caía una especie de lluvia artificial. Luego, volvimos a tomar carrerilla y volvimos a subir, y luego a bajar, y así un buen rato hasta que llegó el momento de la gran rampa final.

Empezamos a subir lentamente...

—E-esto me da m-mala espina... —Apenas podía tartamudear el pobre de Yams.

Llegamos a la punta más alta. Nos paramos unos segundos.

—Bueno, no está tan mal...

Entonces caímos al vacío, en picado. El pobre había hablado demasiado pronto.

—¡¡¡AAAAAH!!!

De la adrenalina, levanté los brazos involuntariamente.

—¡Ryoko, las manos! —Me chilló Reo muy alarmada.

Estás loca ☆Tsukishima x tú☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora