/Ryoko/
A pesar de que fuera estaba nevando, en la habitación de Kei sentía el calor resbalarse por nuestra piel.
ADVERTENCIA: No llega a ser contenido sexual y es muy corto, pero aviso por si son muy sensibles.
Ese calor entre cada beso, cada mordida; el tacto de sus manos bajando lentamente por mi cintura; el sonido de las respiraciones agitadas... Todo aquello tan solo deseaba una cosa, pidiéndola a gritos. Esos jadeos que traían ese calor desde abajo hacia arriba, evitando a toda costa que se me escapase un gemido.
Yo había ido a su casa para que me ayudase con algo de los deberes. Y de un momento para otro, Kei acabó sentado en su cama, apoyado la espalda en los cojines delante del cabecero. Me sostenía sobre su regazo agarrándome a ambos lados de la cintura, atravesando las caderas hasta detenerse en mis nalgas. El agarre pasó de dulce a reflejar su deseo cuando sentí la presión de sus dedos sobre mi carne, hundiéndose en ella. Su respiración era fuerte.
Manteníamos nuestras lenguas conectadas, besando nuestros labios y de vez en cuando bajando a la clavícula. Una de mis manos estaba ocupada en su cabello, mientras que la otra jugueteaba con el cuello de su camisa.
De un momento para otro, Kei apretó con un poco más de fuerza mi trasero. Me acercó todo lo que pudo a él, sintiendo que algo endurecido estaba haciendo presión contra mi intimidad, y volví a escuchar esa respiración tan honda y a la vez jadeante.
De mis labios se escapó un pequeñísimo gemido por la impresión, con aquella sensación bochornosa llamándome desde la entrepierna.
Comencé a moverme lentamente, sintiendo el roce con el bulto; de arriba a abajo... De adelante hacia atrás... Una y otra vez.
A Kei se le escapó un pequeño suspiro, suponiendo que al notar cómo su amiguito estaba creciendo sin control.
Entonces dejé de hacerlo lento, moviéndome sobre él cada vez más rápido. Todo lo que fluía entre nosotros se expresaba sin control: los jadeos, los besos, las manos y las mordidas. Ninguno de los dos estaba dispuesto a detener ese momento de placer...
Nosotros tal vez no, pero Yamaguchi sí.
—¡RING! ¡RING! ¡RING...!
"Será una broma, ¿verdad?"
Kei chasqueó la lengua, irritado. Miró el móvil de reojo.
—Ni de coña —dijo con impaciencia, y colgó la llamada sin siquiera aceptarla.
Agarró mi mentón con ansia y lo colocó de nuevo en su sitio, mirando a sus labios, para volver a introducir su lengua en mi boca. Buscando retornar al punto en el que nos quedamos, los movimientos entre nosotros se volvieron más repentinos e impulsivos, dejándonos llevar por el deseo.
Y de nuevo nos cortaron a la mitad.
—¡RING! ¡RING! ¡RING...!
Kei masculló algo entre dientes. Agarró el teléfono de MUY mala manera y se lo pegó a la oreja.
—Me va a escuchar este —dijo justo antes de aceptar la llamada—. ¿Se puede saber qué coño quieres, Yamaguchi?
Se quedó un rato en silencio, escuchando lo que le estuviese diciendo Tadashi. Mientras estaba en la llamada mantenía una de sus manos en mi cintura, acariciándola suavemente.
Tras unos cuantos "sí", "vale", "está bien", se despidió del pecoso y separó el móvil de su oído.
—Se me había olvidado por completo —resopló.
ESTÁS LEYENDO
Estás loca ☆Tsukishima x tú☆
FanficSegún él estabas loca; así es como explicaba que no odiases su personalidad, que tantos problemas causaba a los demás. Pero ¿por qué ibas a estarlo? Pensabas que más bien eras tú el diablillo de la relación, mientras que Tsukishima era un ángel (aun...