/8/ La fiesta

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/Tsukishima/

Era el día siguiente a la quedada de los cuatro, por la tarde. Estaba tranquilamente tumbado en mi cama mientras escuchaba música cuando noté una molesta vibración en el bolsillo de mi pantalón.

Me incorporé lentamente mientras sacaba el móvil del pantalón y observé la pantalla encendida por la invitación a una videollamada de Ryoko.

Me peiné un poco con la mano y subí hasta arriba la cremallera de la sudadera que llevaba antes de darle al botón de aceptar la videollamada.

—¡Hey, Farola-kun! —Dijo alegremente mientras depositaba su móvil en la mesa—. Creía que no lo cogerías.

—Yo también creía eso —dije indiferentemente, aunque era mentira—. En fin, ¿por qué me llamas?

—¡Para decirte que vengas conmigo! —Exclamó de manera emocionada—. Nos lo vamos a pasar muy bien.

Genial. ¿Otra quedada? No era necesario; ya estaba lo suficientemente molido por culpa del cúmulo de la semana, el partido y la salida del día anterior.

—¿Yendo a beber a una casa? No, gracias —entoné, tratando de remarcar el "no".

Viendo que sería imposible convencerme, resopló y cambió de tema.

—Oye, mira...

Salió un momento del campo de visión de la cámara del móvil. En un segundo volvió, y me enseñó dos camisetas ajustadas: una de color blanco y otra violeta.

—¿Cuál te gusta más? Es que no me decido.

Me quedé unos segundos observando las prendas, indeciso, como si de cuestión de vida o muerte se tratara.

Ahora que me doy cuenta parecía estúpido.

El blanco era muy bonito, incluso más que el otro, pero el violeta probablemente le favorecería más.

—El que mejor te quedará es el segundo —resolví.

Ella expresó una corta risa.

—Esa no era la pregunta. Ya me quede uno mejor que otro, ¿a ti cuál te gusta más?

Sonreí inconscientemente (y tontamente), sin saber por qué.

—Me gusta más el blanco.

—Bien.

Volvió a desaparecer. Al poco regresó, con aquella prenda corta y pegada que hacía resaltar su esbelta figura, a juego con un pantalón que hacía el mismo efecto en su perfecta anatomía.

"En qué crees que estás pensando, ¿idiota?"

—Bueno, ¿Qué te parece? —Preguntó confiada mientras se miraba en la cámara.

Me negaba rotundamente a regalarle el cumplido. Esto lo decía porque, si iba con la verdad por delante, iba a sonar como un cumplido, pues no había nada malo que se me viniese a la mente al verla en la pantalla.

—Estás bien —dije, intentando ser frío para que no me volviese a preguntar.

Para mi mala suerte, olvidé que la vida con esta loca es una lotería, y generé justo el efecto contrario.

—Tsukki, soy una tía. Eso no me vale. ¿Estoy mona o no?

—¿Yo qué sé? Sí.

—¿Sí qué? —Dijo ella con un tono molesto.

"Lo está haciendo aposta".

Os juro que a veces pensaba que era Satanás atrapado en el cuerpo de una atractiva muchacha de dieciséis años.

Estás loca ☆Tsukishima x tú☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora