El padre de Samantha había llegado a Londres, en un carruaje negro. El conde Romero Smash por fin haría acto de presencia, se había tardado mucho. Demasiado si se le preguntaba a Colín y es que este ya no aguantaba más, quería salir corriendo de Londres las veces que Samantha se le colgaba del brazo.
Colín no había dado oportunidad ni mostrado interés a su prometida porque simplemente no lo había. Pero el conde Romero Smash le daría un ultimátum al Bridgerton, se casaba con su hija o se tendría que atener a las consecuencias de dejar tirada a su primogénita.
- Estoy cansado de esto Anthony, su padre no llega y yo ya quiero decirle que no quiero nada con ella. ¡Esto es un mal entendido!
- Dale un poco más de tiempo. Podrías tratarla con un poco de cariño tal vez así ella te diga algo de su padre.
- ¡No la soporto!
- Lo sé, pero es la única manera.
De aquella plática de Anthony y Colín tenía meses. No había ningún avance. Pero Romero Smash ya estaba en la ciudad y ahora sí Colín podía hablar con él y decirle que no quiere nada con su hija.
En la mansión Bridgerton Eloise caminaba de un lado a otro.
- Eloise, hija. Tranquilízate.
- Es que no se porque estoy tan nerviosa.
- Es Penélope, tu mejor amiga...
- Si ¡pero es que tú no sabes! - Eloise le gritó a su madre. - lo-lo lamento madre. No fue mi intención. Me iré a mi habitación. Me lo merezco. - Violet vio salir a su hija del salón.
- Eso fue bastante extraño. - Kate.
- Ella está muy emocionada por que por fin podrá platicar con Penélope. Eso la tiene muy - se limpio la garganta Violet - eufórica.
Pasadas las horas un carruaje de la realeza se detuvo en la puerta de la mansión Bridgerton.
- Penélope descendió del carruaje con ayuda del cochero. Su vestido no era nada del otro mundo pero es que en Penélope se veía excepcional.
Un corcet en tono amarillo crema, enmarcando la figura de la dama adornado con florecitas por toda la orilla. Su busto se veía bien. La falda caía hasta el suelo delicadamente. Llevaba el cabello recogido con el mismo detalle de las flores del vestido.
La puerta de la mansión se abrió y Penélope Featherington entro. Hacía tanto tiempo que no estaba en esa casa, haciendo memoria desde aquel día que le juro a Colín Bridgerton que jamás volveria a pisar el mismo suelo.
- ¡Pen! - un grito la saco de sus pensamientos.
- ¡El! - Penélope alzó los brazos y le regaló el beso y abrazo más cálido que había guardado para su mejor amiga. - El, muchas gracias por invitarne. Estaba haciendo memoria y es que hace mucho que no estoy aquí.
- ¿Te parece? Yo todo lo veo igual, - Eloise tomó la mano de Penélope y la llevo hasta la sala del té. Anthony, Kate, Benedic, Francesca, Hayacinth, Gregory y Violet la esperaban.
- Mi niña hermosa ¿Cómo has estado? - Saludo Violet en un abrazo.
- Que maravilla, no esperaba esto El.
- Penélope Featherington, puedes ser el diamante de lady Wishtledow, puedes ser el rubí de la temporada, la protegida de la reina, pero para está familia siempre serás nuestra Bridgerton honoraria. - Todos rieron divertidos.
- Pen, ¿Cómo es la vida en el palacio? - Pregunto Hayacinth después de saludarla de beso.
- Te aburririas. Hay muchos ventanales, pero no hay vecinos a quienes espiar. - Hayacinth se quedó muy sería y Penélope soltó una risita. Los demás se rieron de la cara de Hayacinth.
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Mr. Bridgerton, que tenga una excelente tarde.
RomancePenélope Featherington se encuentra en una encrucijada su mejor amiga Eloise descubrío su secreto más oscuro. Mientras que Colín Bridgerton a pleno inicio de temporada declaró ante toda la sociedad de Londres jamás cortejarla ni en sus sueños más sa...