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Nos han descubierto.

Lady Suzy estira el cuello con petulancia.

—Señor Park, el sirviente de mi familia se ha disfrazado tan astutamente que me temo que no lo ha reconocido. ¿Qué mentiras le ha contado? ¿Se ha inventado un nombre?

—Conozco al caballero Jeon —responde Jimin con total tranquilidad. Yo no estoy tranquilo. Me siento ridículo, y aunque una parte de mí asegura que no he hecho nada malo, otra parte está convencida de que sí. Las mejillas me arden de vergüenza mientras hago un nudo al pañuelo que contiene el relicario y se lo tiendo a Jimin.

—Jimin —dice su padre —me gustaría que habláramos un momento a solas -No parece enfadado, aunque tampoco complacido. Seguro que piensa que Jimin anda detrás de los sirvientes y que lo hace durante el día, su única oportunidad. Jimin no me dice nada, pero me lanza una mirada cuando se levanta. ¿Espera que sepa interpretarla? Lo ignoro. No puedo pensar, no puedo sentir nada salvo el martilleo de mi propio pulso. En cuanto el señor Namjoon se aleja con Jimin, lady Suzy se cierne sobre mí.

—Levanta de esa silla y baja a tercera clase, el lugar que te corresponde. ¿De dónde has sacado ese traje?

—Me lo dio usted, milady —Debería dejarlo aquí, pero no estoy dispuesto a permitir que me tache de ladrón —Es un traje que Vernon ya no quería.

—Y ahora también vas detrás de los pretendientes a los que la familia ya no quiere —Lady Suzy mira a su hija con la misma ira que a mí —Como mi hija se niega a relacionarse con los jóvenes que le convienen, tú tienes que disfrazarte y representar su papel por ella -El rostro pálido y ovalado de Irene se contrae de humillación. Nada de eso se le había pasado por la cabeza cuando me ha visto, excepto que estaba apuesto. Únicamente lady Suzy sería capaz de utilizar algo así como un arma contra su hija —Vete —me ordena lady Suzy —Devolverás el traje mañana, cuando retomes tus obligaciones -«Es mío, quiero replicar. No puede arrebatármelo». Pero ¿cuándo volveré a tener la oportunidad de lucirlo? Si consigo trabajo en una fábrica de Nueva York, mi ropero no necesitará un traje de satén rosa. Caigo en la cuenta de que lo conservaba básicamente por la misma razón por la que me resisto a devolverlo: porque quería fingir que mi vida podía ser de una manera que no puede ser. Me he pasado el día bebiendo té y tomando el sol y mirando a Jimin como si algún día pudiera llegar a ser mío. He sido un idiota por permitirme interesarme por él. Aunque Jimin no fuera un monstruo, seguiría estando fuera de mi alcance —Si no estuviéramos en alta mar, te despediría en este mismo instante, Jungkook — Lady Suzy está disfrutando. ¿Es consciente del enorme placer que le produce sermonear a la gente que no puede replicarle? —Supongo que tendremos que aceptarlo, pero ten por seguro que tu sueldo se verá drásticamente rebajado -Una tarde de ensueño me ha costado parte del valiosísimo dinero que necesito para empezar una nueva vida en América. Si no estuviera tan enfadado conmigo mismo, estaría furioso con lady Suzy. En todo este rato no me he movido de la hamaca, como si la mirada de ella me tuviera inmovilizado. Me levanto al fin con una reverencia y empiezo a alejarme, tan afectado que mis movimientos son torpes y estúpidos.

—Lo siento, milady. Si me disculpa, milady -Camino a ciegas por la cubierta en dirección al ascensor que ha de llevarme a tercera clase, el lugar que me corresponde. Mis manos viajan hasta el precioso reloj que llevo puesto, decidido a arrancarlo, pero en ese momento recuerdo lo ilusionado que estaba cuando me los he puesto, la dulce sonrisa de los ancianos noruegos, y soy incapaz de hacerlo. Una vez en el camarote fingiré que he pasado una velada inolvidable, me pondré de nuevo la ropa que refleja quién soy en realidad y buscaré un lugar apartado donde poder llorar a gusto. Pero cuando la puerta del ascensor se abre y entro, alguien lo hace detrás de mí. Jimin —¿Qué haces aquí? —le pregunto —Me dirijo a tercera clase.

TENEBROSA AQUA   ✧ JIKOOK ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora