TENEBROSA AQUA ✧ JIKOOK ✧

13

—¿Seguro que estás bien? —me pregunta Tae con la boca llena de pollo.

—Sí.

—Pues no lo parece. Pareces un muerto andante.

—¿Y cómo sabes tú qué aspecto tiene un muerto andante? —pregunta SoMin.

—Vale, vale, no he dicho nada -El barullo del comedor de tercera clase casi ahoga sus voces. ¿O es solo cosa mía? El mundo que existe más allá de mi piel me parece muy lejano. El recorte de periódico y la postal siguen en el bolsillo de la chaqueta de Jimin; la chaqueta está todavía sobre mis hombros. Aún la siento como sus brazos rodeándome, pero ya no la siento como un abrazo. La siento como una cárcel. «Destrozado por una manada de perros». El lobo rojo y el lobo negro destrozándose mutuamente para llegar a mí. Cuando en el fondo del comedor un grupo se pone a cantar «Shine On, Harvest Moon», para su entretenimiento más que para el nuestro, Taehyung arruga la frente y prueba de nuevo. Sus intenciones son buenas, pero no sabe dónde poner el límite —¿Te preocupa lady Suzy? Mañana estará como una fiera, pero, la verdad, no será mucho peor de lo que ya es normalmente. Seguro que lo resistes. Siempre resistes —Lady Suzy no me preocupa.

—Jamás habría imaginado lo que tendría que ocurrir para que ella se convirtiera en el menor de mis problemas.

—¿Te marea el barco? —insiste Tae.

—Puede que sea eso -Estoy dispuesto a aceptar lo que sea con tal de que Taehyung deje de hacerme preguntas. Sé que sus intenciones son buenas, pero me gustaría encerrarme en mi cabeza para asimilar lo que acabo de averiguar. SoMin empieza a interrogarle sobre su vida como sirviente, y yo me río de sus anécdotas sobre las ebrias proezas de Vernon, aunque en realidad no estoy prestando atención. Tampoco ella; está distrayendo a Tae por mí. Puedo notar su mirada vigilante durante toda la comida. Decidimos no quedarnos al baile. De regreso en el camarote, ella únicamente me pregunta:

—¿Ha dicho Jimin algo que te molestara? Me ha parecido un hombre agradable, pero tienes una cara...

—No, y no quiero hablar de ello —Le doy la mano para que no piense que la estoy rehuyendo —Pero no me dejes solo, ¿de acuerdo? -Asiente lentamente con la cabeza.

—Como quieras. -Ya en el camarote me habla de su vida en el Líbano. Algunas cosas me parecen deliciosamente exóticas. En todas partes se hila y se esquilan ovejas. En todas partes las madres preparan grandes cuencos de sopa para la cena antes de ordenar a sus hijos que entren en casa. En todas partes los hijos detestan dejar a su familia pese a saber que deben hacerlo. Los ancianos noruegos se quedan en el baile hasta tarde y regresan algo achispados. Sospecho que han probado la cerveza. Cambiamos los pendientes por la bolsa de fieltro con sonrisas de agradecimiento, aunque estoy impaciente por guardar la bolsa en la almohada. Noto el bulto de las monedas debajo de la cabeza, la promesa de que pronto tendré la oportunidad de empezar una nueva vida. Intento no mirar la puerta y preguntarme si YongGuk está al otro lado. La mayor parte del tiempo lo consigo. Intento no pensar en eso por lo que está pasando Jimin, ni en lo que ha hecho. Esto último me cuesta más. Sin embargo, esta noche, por primera vez desde que embarqué en el Titanic, logro conciliar un sueño profundo e ininterrumpido.

13 de abril de 1912

Al día siguiente me pongo el uniforme sintiendo el estómago pesado como el plomo. Me digo que Tae tiene razón, que la situación no puede empeorar mucho más; los Bae ya me han recortado la paga, y aparte de eso pocas cosas importan. Voy a dejarles en unos días. ¿Qué más da, por tanto, si lady Suzy se enfada por mis aventuras con Jimin? ¿Por qué debería importarme que me despida? Pero ya ha dicho que no me despedirá. Y yo ya he decidido que trabajaré para ella hasta el final de la travesía porque no quiero ver reducido mi paga todavía más. Eso significa que tendré que soportar su animadversión, y en estos momentos no sé si seré capaz. «Aguantaré —me digo —He de hacerlo». Lady Suzy, sin embargo, no va a ser lo peor.