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El sol de la tarde se refleja en las cubiertas del barco como si fuera un ornamento dorado en lugar de un fenómeno real. Juraría que el Titanic planea sobre el agua, porque la sensación es tan fluida e idílica como cuando vuelo en sueños, y el océano es al fin como siempre lo imaginé: profundo, azul oscuro, coronado de olas espumosas...

—¡Jungkook! —ladra lady Suzy —Espabila, se acabó lo de soñar despierto -Camino unos pasos por detrás de ella, Vernon e Irene, portando chales por si las damas los necesitan. Por lo visto puede refrescar en el mar, aunque esta tarde es todo menos fresca. El barco se dirige a Cherburgo para recoger a los últimos pasajeros, de modo que, si mis señoras permanecen en cubierta hasta entonces, podré divisar un pedazo de la costa francesa. Trato de pensar en esas cosas, en bellas metáforas sobre el barco o en la emoción de ver por primera vez otro país. Si pienso en esas cosas, no tengo que pensar en YongGuk. Ahora me hallo en primera clase, su parte del barco. Podría pasar por aquí en cualquier momento, entonces tendría que saber con certeza si son solo imaginaciones mías o si... si me está acechando de verdad. Después podría contárselo a alguien, aunque no estoy seguro de quién podría ayudarme. A pesar de que Kim Seokjin parece un hombre amable, estoy seguro de que daría más crédito a la palabra de un caballero que a la de un sirviente. Tae, tal vez. Pero ¿qué podría hacer TaeTae al respecto? No, estoy solo en esto. Gracias a mis retoques, a Irene le sienta bien el vestido de color marfil, y la brisa agita suavemente las cintas azules que le recogen las mangas y el cuello. No obstante, me gustaría que lady Suzy hubiera aceptado mi consejo en lo que se refiere al sombrero. De ala ancha y copa alta, la última moda, es demasiado grande para el cuerpo menudo de Irene. Pese al cariño que le tengo, no puedo evitar pensar que me recuerda a un champiñón. El enorme sombrero bambolea sobre su cabeza mientras habla animadamente del alboroto que se ha generado en cubierta cuando el Titanic ha dejado puerto, incidente que me he perdido porque estaba abajo con SoMin.

—Dicen que hemos estado a un metro de chocar con el remolcador —continúa Irene —Un pasajero ha dicho que era un mal presagio y que desembarcaría en Cherburgo.

—Supersticiones —replica desdeñosamente lady Suzy —Ah, mira quién está ahí, la condesa Song, merece la pena tenerla como conocida -El suspiro de Irene es tan sutil que lady Suzy puede permitirse ignorarlo. Vernon, sin embargo, espeta:

—No te lleva ni dos años y, sin embargo, le ha ido mucho mejor que a ti. Podrías aprender de ella.

—Espero que la condesa se casara por amor y no por dinero —replica Irene.

—Se casó con un buen partido —dice Vernon —Mantenía los ojos bien abiertos, podrías intentar hacer lo mismo, Irene, en lugar de recluirte en tu biblioteca -A veces me recluyo en la biblioteca con ella, aunque son más las ocasiones en que acudo solo. Irene me dijo en Navidad que tomara prestados los libros que quisiera, Sherlock Holmes o cualquier otro, y que, si alguien de la familia echaba alguno en falta, declararía que ella misma me había insistido en que lo leyera. Fue un bonito detalle, aunque los dos sabíamos que las probabilidades de que algún otro echara en falta un libro eran prácticamente nulas. Entre los tres dudo que hayan leído algo más complejo que el Burke's Peerage.

—Hum, me parece que aquellos son los Monoban —Lady Suzy arruga la nariz como si le hubiera llegado un hedor —Son unos americanos tremendamente ricos, poseen una tienda en Nueva York. Macy's, se llama. Supongo que le pusieron ese nombre para que nadie repare en que los dueños son judíos -Observo de reojo a los Monoban; nunca antes he visto un judío y me pica la curiosidad. No parecen diferentes del resto, de hecho, parecen una pareja muy agradable, paseando del brazo por cubierta. Lady Suzy mantiene el mentón bien alto cuando pasan por delante, negándose a saludarles y Vernon la imita. Semejante descortesía enciende las mejillas de Irene. Afortunadamente los Monoban no reparan en ello, están conversando con un interés y un cariño que el vizconde Bae y lady Suzy hace años que no muestran, si es que alguna vez conversaron así. Lady Suzy propina un codazo a su hija —Aquellos de allí sí son unos americanos a los que merece la pena conocer. Park Namjoon, de Park Steel, una gran empresa. Uno de los nuevos titanes de la industria de Estados Unidos, el otro debe de ser su hijo, un buen partido y según veo, muy guapo -Desvío la mirada de los Monoban para poder ver al hombre guapo con mis propios ojos y de pronto siento como si los pies se me pegaran al suelo. No puedo moverme, no puedo respirar, porque el hijo guapo es Jimin. Nuestros ojos se encuentran, su mirada es oscura y ávida, algo arde en su interior mientras me mira, aunque no sé decir si es ira o deseo. El aire se detiene en mi garganta.

TENEBROSA AQUA   ✧ JIKOOK ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora