22

69 12 0
                                    


Al anochecer, cuando llamo a la puerta de la suite de los Park, nadie me abre. Finalmente, Jimin dice:

—Adelante —Pese a lo mucho que deseo verle, vacilo antes de entrar. Tiene la voz ronca y tirante, tal como la recuerdo en los momentos previos o posteriores a la transformación. Falta poco para que el sol se ponga. ¿Es posible que el contacto con la plata durante la ceremonia de iniciación haya neutralizado todos los efectos de la magia ancestral? ¿Se transformará en lobo, como hace cada noche? Recuerdo entonces lo mucho que el lobo rojo luchó para no hacerme daño aquella primera noche y cómo me defendió cuando pensó que estaba en peligro. Estoy seguro aquí con Jimin. Más que en cualquier otro lugar. Cuando entro en la suite, lo veo junto a la puerta que da a la cubierta privada. No hay rastro de su padre. En la chimenea arde el fuego, detalle que me sorprende hasta que reparo en que la brisa que se cuela en el salón es más fría de lo que lo ha sido hasta el momento. Jimin me tiende una mano —Contempla la puesta de sol conmigo —Cierro la puerta, giro la llave y voy hasta él. Viste un pantalón, chaleco con corbata y su camisa blanca, pero con las mangas enrolladas y el cuello desabotonado —Hemos hecho las cosas al revés, ¿no te parece? —me dice.

—¿A qué te refieres?

—Nos contamos nuestros secretos más íntimos cuando apenas nos conocíamos. Nos vimos en paños menores antes de tener una cita —Observo sus dedos sobre mi mano en tanto el viento cortante del océano tira de mis rizos. Retirándome los mechones de la cara, acabo la frase por él.

—Nos enamoramos antes de que pudiéramos detenernos.

—Jungkookie —Recoge mi rostro en la palma de su mano y me besa dulcemente —Estás precioso esta noche.

—Me he puesto mi mejor ropa para ti. El traje que estaba haciéndole al joven Vernon antes de que lady Suzy declarara que era demasiado entallado —Es rojo oscuro, como el color del vino a la luz de una vela. Aunque no podía permitirme los adornos que habría cosido, me ha quedado bien; la suave tela tiene buen talle y realza mi figura sin verme femenino, suficientemente recatado para la mayoría de las ocasiones. Aunque no hay recato alguno en la manera en que Jimin me está mirando o en cómo me siento cuando lo hace. Así y todo, veo tristeza en sus ojos.

—Necesito que me prometas algo, Jungkook —Hunde sus manos en mis cabellos y me estrecha con fuerza. Está tan serio como el día que nos conocimos —Tienes que darme tu palabra.

—No hasta que me digas de qué se trata.

—No te gustará.

—Por lo general, una persona no le pide a otra que le dé su palabra si se trata de hacer algo agradable —Respiro hondo —Sabes que haría cualquier cosa por ti, pero no me hagas darte mi palabra sin saber qué te estoy prometiendo. Confía en mí. Dime primero la verdad. Quiero saberla —Jimin asiente lentamente. Luego baja una mano y la acerca a la mesa. Sus dedos se cierran en torno a un cuchillo ancho y afilado. Aprieta la empuñadura contra mi mano diciendo:

—Si empiezo a cambiar cuando se ponga el sol, quiero que me mates.

—¿Qué?

—Puede que el contacto con la plata durante la ceremonia de iniciación haya impedido que la Hermandad adquiera el control sobre mi mente, pero también existe la posibilidad de que haya anulado todos los efectos de la iniciación. Puede que aún sea un hombre lobo condenado a cambiar cada noche —Sé, por la manera en que tuerce el gesto, que está pensando en el hombre que mató anoche —Si es así, he de acabar con esto. No pienso vivir como un esclavo ni como un asesino. La muerte será mi única liberación —«No», pienso, aunque no lo digo. ¿No acabo de decirle que haría cualquier cosa por él? Además, entiendo por qué me está pidiendo eso. No se trata de un gesto melodramático. Jimin está diciéndome que prefiere morir a ser un peligro para la gente. Es la elección más honesta de todas. Sin embargo, soy incapaz de acercar mis dedos al cuchillo —Al principio pensé en mi padre —Habla precipitadamente ahora —Pero no puedo pedirle que mate a su propio hijo. En el fondo es un hombre sensible y nunca volvería a levantar cabeza. Aunque sé que tampoco será fácil para ti, tú eres fuerte, Jungkookie. Más fuerte de lo que imaginas. Creo que no hay nada que no puedas soportar si no te queda otra opción —Y me estás pidiendo que soporte esto. La brisa alborota sus rizos castaños —Sabes que detesto pedírtelo. Lo detesto casi tanto como morir. Sin embargo, si solo puedo elegir entre vivir como un asesino o convertirme en esclavo de la Hermandad, prefiero la muerte —Cuando emprendí este viaje sabía que ya nunca podría vivir al servicio de los Bae; si la ceremonia de iniciación no ha liberado a Jimin, significa que él también está mirando a una vida de servidumbre, una vida privada de libertad, de justicia. Aunque yo concebí una salida, ¿qué habría sucedido si no la hubiera encontrado? ¿Habría vivido el resto de mis días como un esclavo o habría elegido poner fin a esa situación? No puedo negarle a Jimin la compasión que habría deseado para mí. Haciendo acopio de coraje, rodeo con mis dedos la empuñadura del cuchillo, muy despacio, hasta que consigo quitárselo de las manos. Le miro fijamente a los ojos. Aunque me quema por dentro, digo:

TENEBROSA AQUA   ✧ JIKOOK ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora