— Dime que me quieres y que siempre serás mía— pidió el mientras le daba varios besos por toda la cara
— Te quiero Niall, y siempre seré tuya sin importar lo que pase—sonrió ella y le dio un beso corto en los labios
— Tengo otra cosa más por darte, aun me siento culpable—mascullo
— Niall, ya eso paso, no tienes que darme nada—contrarresto ella y luego soltó una risa, a Niall era imposible decirle que no
— Solo es algo pequeño, me gusto y lo compre para ti, pero con todo este agite que habíamos tenido, pues no se había dado la oportunidad de dártelo
— Niall...—bufo ella—suficiente fue con el auto
— Que importa, quiero darte otro regalo—rio el—dame un momento, ya lo traigo
Niall se levanto de encima de ella, aliso su bermuda, dio media vuelta y se encamino hasta llegar a una escalera que conducía a la parte de abajo. Ella puso las manos detrás de su cabeza ¿Cómo es que nunca se espero algo así?
¿Seria Niall algo pasajero? ¿Seria Niall su primer amor? ¿Sería el indicado?
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucho unos pasos, fijo su vista de donde provenía el sonido, y era Niall quien venía con una botella de tequila en su mano izquierda la cual traía unos pequeños vasos en la parte de arriba, y en la derecha una caja de gamuza mediana.
Se sentó a su lado, y le brindo una sonrisa ¿cuál sería su sorpresa? Pues Niall si que sabia sorprender, y en grande. Le tendió la caja y ella la tomo insegura.
— Ábrela, se que te gusta—musito el
Ella con mucha delicadeza abrió la caja, y se encontró con un brazalete egipcio de oro en forma de serpiente, y en los ojos tenía dos perlas. Si era original, debió costar una fortuna.
— El día que me enoje en el avión, y te fuiste... fui a una subasta de objetos antiguos y lo, pensé en ti y lo compre, te ha de quedar perfecto—confeso él con un todo de dulzura en su voz
— Niall... gracias, es hermoso, es simplemente divino, te debió costar millones—agradeció ella, no encontraba palabras, primero el auto y ahora el brazalete
— No es nada, creerme cuando te digo que te quiero, y que eres sumamente especial para mi
— Me siento alagada, primera vez que un hombre me dice esto
— Pues tonto aquel, que no lo hizo, no sabe de lo que se pierde
La tarde pasó, mientras ellos estaban recostados en toda la popa mientras hablaban y reían, el celular de Niall empezó a sonar. Miro a Daniela en forma de disculpas, se levanto atendió la llamada y se recostó en las barandas de yate.
— Maldición—grito Niall haciendo que Daniela se sobre saltara—joder, por favor, las ordenes que di fueron muy estrictas, te contrate porque te creí capaz, yo mismo iré y hare el trabajo, de inmediato salgo para allá—colgó la llamada y guardo su celular
Camino de nuevo hasta ella, se sentó a su lado y le acomodo el cabello que salía y caía en su cara.