— ¿ y si me pasa algo mientras tú no estás?—cuestiono ella como una niña pequeña
— Pues, Hans estará acá para cuidarte, no hay problema
— ¿ pero si solo es una excusa para que no te vayas?—sonrió y lo miro tiernamente
— Pero yo tampoco me quiero ir y me toca—le dio un beso corto y luego ella sonrió
— Entonces llévame—pidió
— No puedo, hay cierto tipos de hombres que te mirarían y el único calificado para mirarte soy yo
— Bueno—hizo un puchero y el rio ante eso
— Pero solo demorare dos días... no es mucho
— Será como una jodida eternidad—resoplo y el volvió a reír
— Eres una caprichosa—burlo
— ¿yo? por favor nunca, aquí el caprichoso eres tu ¿quién desayuna espaguetis? Solo tu
— Las pastas son ricas, además nutritivas
— Pero para un desayuno, seamos realistas
— Pero bueno ya, ese no es el tema. La cuestión es que me vas a hacer falta en esos dos días, es mucho, pero tratare lo antes posible
— Está bien... ay tengo demasiada pereza como para levantarme de la cama— bostezo—además tengo que salir
— ¿ a qué?—inquirió el
— La mama de Camille cumple dentro de unos días y necesito comprar su regalo
— ¿Necesitas dinero?
— Tranquilo, yo tengo, además es algo pequeño, muy pequeño de hecho, pero con un valor sentimental muy grande
La mañana paso mientras que ellos dos estaban acurrucados y viendo películas, la mayoría de acción, y una que otra de drama, tenían casi los mismos gustos y solían llevársela bien.
Louis llego junto con Camille, después de que hablaran y compartieran un rato llego la hora para marcharse, lo negocios no se podían hacer esperar. Llamaron un taxi, pero no cualquiera, sino un viejo aliado. Una despedida momentánea; o bueno eso creían Niall y Louis, pero no Daniela y Camille, quienes sabían cómo se movía el negocio. E incluso mucho más que ellos.
Las llantas del avión tocaron suelo mexicano, como pasajeros normales salieron, reclamaron sus cosas y todo lo demás. Caminaron hasta la parte de afuera, donde había un hombre que tenía un letrero con sus nombres.
— Bienvenidos a México, el señor styles está en el hotel—articulo el hombre con un poco de miedo, pues ya sabía la reputación de estos dos. Mas que respetados, personas temidas.
Subieron al auto, se acomodaron mientras miraban el paisaje que les ofrecía la bella ciudad de México. Esplendida y con gente muy amable y servicial. EL auto empezó a andar así sumergiéndose en el tráfico, mientras que el bullicio y las bocinas atacaban sus oídos. Después de unos quince minutos pisaron la puerta del hotel. Caminaron hasta la recepción donde había una bella chica que tenía un lado rapado de su cabeza el cabello suelto.
— Buenas—dijo Louis y luego brindo una sonrisa
— Buenas tardes, bienvenidos al hotel el arrecife ¿ en qué les puedo ayudar?—contesto la chica animadamente
— ¿ en que habitación esta Harry styles?—inquirió Niall
— Hmmm. Déjeme ver... los registros—la chica ojeo un par de papeles hasta encontrar un memo, sonrió y los miro—ustedes deben ser Niall y Louis ¿cierto?
— Así es, somos nosotros—corroboro Louis
— Bueno, el señor Harry está en la habitación doscientos unos, en el piso tres, ya su registro quedo—informo—que tengan muy buena estadía. Y no se olviden pasar por la mañana al bufet, el desayuno es a las ocho y es gratis, al igual que la merienda de las once
— Gracias, muy amable. Me agradas así que te dejare una propina—Niall esbozo una sonrisa, metió una mano en el jean que traía, saco un pequeño royito de billetes y se lo entrego a la muchacha, quien ni corta ni perezosa lo tomo.
— Gracias, de verdad, acá la propinas suelen ser una mierda—agradeció emocionada
— Eso no es nada—Louis hizo un ademan con la mano, empezó a caminar y Niall lo siguió
Tomaron el ascensor con camino al piso tres, con el pasar de los segundos el ambiente se iba tensando, presentía que todo se había ido a la basura, y de ser así, todo el dinero invertido se perdería. Finalmente el ascensor se abrió. Dejando ver la habitación dicha anteriormente. Salieron, y caminaron hasta la puerta. Niall toco un par de veces, se sintieron unos ruidos y un murmullo. La puerta se abrió y ahí estaba Harry, tenia ojeras y una coleta hecha. Lucia un poco raro, pero era el mismo Harry.
— Hasta que llegan—gruño
— Al gatito no le dieron de comer— burlo Louis mientras empujaba a Harry para hacerse paso en la habitación.
Niall entro, busco una silla y sentó, mientras que veía como Louis molestaba a Harry y este solo gruñía. Era más tranquilo, Louis solía tener bromas pesadas, muy pesadas.
— Ya cállate Louis—grito Harry
— Ya, relájate, no ha pasado nada, nadie tiene la culpa de Candice no te de comida—rio nuevamente
— Ya Louis por favor, míralo esta estresado—murmuró Niall
— Al fin alguien cuerdo—Harry alzo sus manos y suspiro de alivio
— ¿ cuál es la emergencia?—pregunto el rubio
— Todo lo que mandamos por el desierto de Arizona está retenido, todo, y ellos quieren una suma de dinero grande. Demasiado, además amenazaron con decirle a la D.E.A –Conto un poco alterado.
Los ojos de Niall y Louis se abrieron en señal de alarma, estaban entre una fina línea de extorción y cárcel. Niall resoplo un par de veces. Era una situación difícil, no era para nada fácil, pues no podían solucionar las cosas a punta de disparos, pues eso atraería la atención de autoridades mexicanas y estadounidenses.
— Tenemos que irnos ahora mismo para esa maldita frontera—articulo Louis con un poco de dificultad
— Pues obvio, esos hijos de puta nos ha cagado todo, pasamos lo más difícil, sin sospecha de autoridades, y justo aparecen estos malnacidos—agrego Harry, tenía su mandíbula tan tensa que se notaba a simple vista
— Estamos perdiendo tiempo, nos vamos—murmuró Niall
— En el estacionamiento del hotel, hay una camioneta, tiene armas, y está custodiada por hombres, así que el transporte no es problema—conto Harry
Con el paso de los minutos, Niall maldecía, mientras que Louis hacia un par de llamadas e insultaba. Todo se vendría abajo. Salieron de la habitación, cada uno con un arma sencilla, la mente enfocada y la sangre congelada. Si, ellos sentían amor, pero... esto era otro tipo de cosas. No había nada que una bala en la cabeza no pudiera solucionar.
Después de andar más de una hora de recorrido pasaron, con el trascurso de los minutos se desviaron, el desierto estaba más caliente que nunca, estaba en la época más seca, y si te descuidabas te podías morir lentamente ahí, y luego esperar que las criaturas carroñeras se comieran tu cuerpo poco a poco.
El celular de Harry sonó, le habían dado las coordenadas exactas de donde tenían la mercancía, el oro blanco. Unos cuantos kilómetros hacia el norte y justo donde le habían dicho, ahí tenían retenido el cargamento. Pero lo más extraño no había nada de lo que ellos habían mandado. EL auto freno en seco, abrieron las puertas y se bajaron, caminaron hasta donde estaban tres hombres al parecer custodiando.