Llegamos a su casa con éxito, todos más relajados ahora.Gerard bostezó mientras estiraba los brazos.
— Bueno chicos, nosotros nos vamos a dormir.— dijo él, observando a Carla y sonriéndole.
Ella le dedicó una mirada cómplice.
— Ni se os ocurra hacer ruido.— pidió Nate con tono de advertencia y me reí por lo bajo, apreciando la situación.
— Lo mismo os digo.— replicó Carla y la miré incrédula, abriendo los ojos de par en par.
— Nosotros no...— trató de hablar Nathan pero le interrumpí.
— ¿¡Cómo se te ocurre!? — exclamé exaltada, algo molesta.
Mi amiga soltó una risilla por lo bajo antes de dirigirse a su habitación con Gerard, murmurando algo que no comprendí (y mejor no comprenderlo).
El pelirrojo y yo nos quedamos a solas en mitad del pasillo.
Me retorcí los dedos sin saber qué decir, mirando el suelo. No dijo nada, entonces levanté la vista y capté de reojo esa sonrisa pícara que siempre portaba en sus labios.— ¿Qué? — pregunté con expresión de hastío.
— ¿Te he dicho ya lo guapa que estás hoy?— rebatió él, cuestionándome mientras me observaba de pies a cabeza.
Instantáneamente sentí el calor subir a mi cara, mis mejillas ardiendo sonrojadas.
Sus carcajadas resonaron por la estancia, graves y roncas.
Rodé los ojos cuando se rió abiertamente de mí y caminé hasta "nuestra" habitación.Dios, que mal quedaba.
Me adentré en el cuarto y supuse que él hizo lo mismo porque escuché sus pasos detrás de mí.
— Me voy a poner el pijama.— le avisé, abriendo mi maleta y buscándolo entre la ropa.
— O puedes no ponértelo.— murmuró y le asesiné con la mirada.
— Más quisieras...— respondí con un aire arrogante y eso le hizo sonreír.
Maldición, yo no quería que me sonriese de esa forma, no debería hacerlo.
Percibí el calor volver a abordar mi rostro cuando no encontré lo que buscaba en el interior de la maleta.
¿Dónde narices estaba mi pijama?
Comencé a sacar cosas frenéticamente, sintiendo el desespero invadirme y apoderarse de mí.
Oh, joder.
— ¿Qué pasa?— preguntó observándome con curiosidad y dando un paso en mi dirección.
— Yo... No encuentro mi pijama.— respondí avergonzada, el rubor tiñendo mi cara y él volvió a reírse otra vez. — Vaya, me agrada saber que soy tu payaso de feria. Tal vez debería empezar a cobrarte.— dije irritada.
— ¿Estás segura de que lo metiste en la maleta?— cuestionó aún acabando de reírse y tratando de tranquilizarse.
Qué idiota.
ESTÁS LEYENDO
Enigmático
عاطفيةPara él Amelie es la típica chica inocente que siempre acata las normas y baila ballet. Para ella Nathan es el boxeador rebelde que no hace caso de nada ni de nadie. Pero ninguno de ellos es lo que aparenta. ¿Qué pasaría si el uno se vuelve tan e...