¿𝐔𝐧 𝐡𝐢𝐥𝐨? ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍ

18

«¿Que es lo que tanto guarda?», pensaba mientras oía el sollozo en mí pecho.

- Eres libre de llorar y expulsar todo lo que quieras, estoy aquí - Dije acariciando su espalda, él solo respondió apretando su abrazo.

Luego de unos minutos se detuvo, aún que esté no se había separado de mí, solo trataba de tranquilizarse y respirar correctamente.

- ¿Quieres contarme acerca de ello? - Pregunté, este levantó apenas su cabeza.

- No - Contestó acomodándose mirando hacia el costado sobre mí pecho.

- Bien - Dije para después quedar en silencio, no lo obligaría a hablar.

- No es lo que piensas - Dijo luego de unos minutos.

- ¿Y que crees que pienso? - Dije para mirarlo.

- Yo...no hice eso - Agregó.

- Entonces ¿Quien? - Pregunté.

- Por el momento es mejor que no lo sepas - Contestó, yo solo asentí.

- Han seré sincero contigo, y en cuanto a lo que él chico dijo, si necesitas ayuda sea lo que sea estoy para ti - Dije viéndolo.

- Gracias Minho - Dijo este volviendo a abrazarme - Yo...lo que necesito por ahora solo es...un buen lugar para dormir - Dijo.

- ¿Quieres quedarte conmigo? - Pregunté, este me miró.

- ¿Estás cómodo con eso? - Preguntó, podía notar el brillo en sus ojos.

- No hay problema en que te quedes, si lo necesitas y si así quieres puedes estar aquí - Dije.

- Está bien, entonces si - Dijo para luego sonreír, yo solo levanté mí mano y acaricié su cabeza.

- No hay de que, me alegraría tener a alguien que me acompañe a ver el atardecer - Dije tranquilo.

Ambos nos miramos, el me abrazaba, yo tenía una mano en su espalda y la otra acariciando sus cabellos, sus mejillas estaban húmedas por las lágrimas, sus ojos un poco hinchado y su nariz roja, el tenerlo así en brazos me hizo olvidar de mis años de dolor físico, además de que gracias a él este desaparecía, estar así de cerca me relajaba mucho.

- ¿Podría quedarme así un poco más?, Hacía mucho que no abrazaba a alguien - Dijo sin dejar de mirarme.

- Claro - Contesté limpiando las últimas lágrimas que caían por su rostro.

Nos acomodamos en el sillón, recostados de costado uno frente al otro, Han me abrazaba y se escondía en mí pecho, mientras que yo acariciaba su espada y peinaba sus cabellos, la tranquilidad de ese momento podía sentirla en todo el cuerpo, podia sentir como por todo este pasaba un choque eléctrico, sentía una especie de éxtasis.

- Oh Hannie - Dije abrazándolo fuerte.

La idea de soltarlo era negada por mí cabeza, sentía que si lo hacía estaría indefenso y solo, que necesitaba tenerlo conmigo para saber que estaba bien, además pensaba en que ahora se quedaría conmigo lo que significaría que estaría más al pendiente de él y quizás tarde o temprano sabría que estaba sucediendo.

- Minho - Dijo escondido, sentí como mí cuerpo se erizo al sentir sus labios moverse en mí pecho - Gracias por todo - Dijo para luego plantar un beso en este, sentía como mí cuerpo se aceleraba y cada vez quería apretar y acurrucar más a Han, sentía que era insuficiente.

- Gracias a ti Hannie - Contesté cerrando los ojos, debía concentrarme en el tacto que estaba teniendo con él, definitivamente era acogedor.

- Me reconforta que me llames así - Habló.

El acariciar toda su espalda me hizo dar cuenta que Han no solo aparentaba ser pequeño físicamente sino que realmente lo era, pero sobre todo su cintura si que lo era, mientras pasaba mí mano por su espalda baja decidí acercarme a esta, la forme con mí mano y allí me quedé, aferrándome cada vez más fuerte a él.

- Eres tan pequeño - Dije para luego bajar mí cabeza y pegarla a la suya, mientras bajaba mí mano de sus pelos a su cuello para acariciarlo.

El simple tacto de él me tranquilizó tanto que me dormí, abrazaba fuertemente a este sin pensar en más nada que lo extraño que me hacía sentir, una especie de electricidad me recorría, no sabía bien por qué pero así me sentía con él y me gustaba, la presencia de Han era especial para mí.

Día Sábado por la mañana temprano, el haberme olvidado de cerrar las cortinas había hecho que el sol mañanero me molestara en la cara, abrí lo ojos teniendo mí ventana frente mío, solo pude ver el cielo con claridad, fue cuando mí piel se erizó al sentir un suspiro en mí cuello, mire a Han y este estaba más arriba de donde se había dormido, ahora se encontraba respirando cerca de mí cuello. Observé su rostro, se veía tan tranquilo durmiendo, y lo que pensaba era en como era posible de que cosas malas le estuvieran ocurriendo, con cuidado acerqué mí mano a su cara y pase las yemas de mis dedos por sus pómulos, eran tan suaves, miré su nariz, acerqué mí mano y toque la punta de esta con mí dedo índice, y luego debajo de esta estaban sus labios, los observé se veían rellenos y con un ligero color rojo, se veían tan suaves.