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«¿Que es ese olor?», pensé al despertar, en mí habitación había un extraño olor, no era malo ni feo, al contrario este era rico, lo que hizo que mí estómago sonara, tomé mí teléfono y vi la hora, me había quedado dormido y no había escuchado la alarma, habían pasado como tres horas más de las que dormiría, algo preocupado por el almuerzo me levanté, tomé mí remera y salí de la habitación, descalzo, en pijama y sin remera, debía fijarme que cosas habían para el almuerzo y que debía comprar.

- ¿Han? - Dije al llegar a la cocina.

- Oh, te levantaste - Dijo volteando, este se encontraba extrañamente cocinando - Oh - Dijo mirando hacia otro lado al verme sin remera.

- Lo siento, me levanté algo rápido - Dije al notarlo mientras me colocaba la remera, su reacción me dió risa, y a mí estúpido corazón también le había gustado, por lo que comenzó con su latido rápido.

- ¿Tienes hambre?, El almuerzo está listo - Dijo sonriendo.

Solo me envió a sentarme en la mesa, esta ya estaba lista, él trajo la comida, y definitivamente era algo que nunca había visto y mucho menos comido.

- Wow - Dije al ver mí plato - ¿Que es? - Pregunté, mí boca se hacía agua y tenía hambre.

- Solo son huevos revueltos con tomate y arroz - Dijo sentándose frente.

- Se ve genial - Dije, acomodando la comida y di mí primer bocado - Hmm está delicioso - Dije saboreando esta en mí boca.

- Oh, me alegra que te guste, solo se cocinar esto - Dijo riendo mientras comía.

- Es muy rico, y por lo menos sabes cocinar, yo no - Dije comiendo tranquilo.

- ¿No? - Habló.

- Jaj no, en casa siempre lo hacían todo las personas del servicio, estoy seguro de que mí madre nunca a entrado a la cocina de esa casa - Dije recordando a la cocinera de la casa, era graciosa y siempre me daba frutas para comer en la tarde.

- Oh, ya veo - Dijo.

- Tu comida está deliciosa, muchas gracias, y lo siento por dormir tanto - Dije mirándolo.

- No te preocupes por eso, me entretuve haciendo de comer y esperandote - Respondió tranquilo.

El almuerzo siguió, intercambiamos palabras cada unos minutos, fue un buen almuerzo, además me sentía bien por qué era el primer almuerzo que compartía con alguien decente y quién disfrutara de mí compañía.



- Hm bien, nos vemos luego - Dijo Han, debía irse a su casa para hacer sus cosas y por la noche vendría por mí.

- Está bien, si necesitas algo avísame - Dije saludando, este se perdió en las escaleras.

Y simplemente bastaron con 6 minutos a reloj para que mí asqueroso dolor de pecho y tobillo volvieran, estos dolieron tanto que me tuve que recostar, en mí cama pensaba que en cualquier momento tendría un ataque, por lo que intentaba mantener la calma, los minutos pasaron y podía decir que algo había mejorado, pero aún dolía. Me tomé el tiempo de acomodar mí departamento y limpiar algunas cosas, lo hacía lento ya que sabía que cualquier movimiento brusco me doliera mucho, mientras uno de los mininos me seguía para todos lados, y los otros dos dormían en el sillón, al parecer ya sabía quienes habían acompañado a Han en la noche.


Luego de unas horas decidí tomar una ducha, luego de salir de ella y cambiarme, me preparé un café, para luego sentarme en las sillas del balcón, aprovecharía a ver los últimos momentos del atardecer, este tenía tres colores, amarillo, rosa y violeta, se veía precioso.

¿𝐔𝐧 𝐡𝐢𝐥𝐨? ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora