Lo quiero.

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Capítulo 43

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Después de ir a dejar a Chantal paso a una tienda de auto servicio, compro dos botellas de tequila una cajetilla de cigarrillos y me siento en la acera. Sólo pienso en lo feliz que estaba Evangeline divirtiéndose con Steve. Y eso de alguna forma me hace sentir miserable. Al cabo de algún rato me acabo botella y media de tequila .
Llego a mi casa, no me acuerdo que hice después de arrojar a un parque el tequila que sobrara y estoy tan ebrio que me cuesta trabajo bajarme de la moto. Meto la mano a uno de mis bolsillos y saco las llaves. Tres intentos después giró la perilla y tengo miedo de encender la luz. No quiero que mi madre me vea así. Atravieso de puntitas toda la sala, y las escaleras hasta llegar a mi cuarto.
La cabeza me da vueltas y me dejo caer en la cama. Me estoy quedando dormido cuando escucho sonar mi teléfono, lo saco de atrás de los jeans y leo en la pantalla "Armando". Desvió la llamada, pero vuelve a sonar. ¡Mierda!.

-¿Qué quieres?- contesto.
-No vas a creer esto. Acaban de asaltar a Evangeline y al tipo con el que venía. El chico se ve realmente mal.

Cuando término de escuchar lo que Armando acaba de decir la borrachera se me baja.
Él no me importa . Pero quiero saber como esta Ella. Como esta mi dulce Evangeline.

-----------Chantal------

Es muy raro todo lo que está pasando. El comportamiento de Zaid, esa chica. La relación de mentora que ella tenía con el. El sexo con Zaid y el sexo con Charlie. Exacto, Charlie es el único que no no encaja en todo esto. Bueno, sólo conmigo, porque Zaid no sabe que Charlie existe y mucho menos sabe que aún tengo sexo con el.
Me estoy quedando dormida y la puerta de mi cuarto se abre. Es mi madre. Lleva una bata de seda que le cae súper sexy por los pechos hasta llegar a los talones, trae en la mano un vaso de whisky, mientras la botella se aferra a su hombro y en la otra un cigarrillo y su melena rubia que le llega a los hombros está toda alborotada y el maquillaje lo trae seco. Me mira, me sonríe y camina tambaleándose hacia mi.

-¿Sabes porque tu padre nos dejo?.- me dice arrastrando las palabras. ¡Ay no!
-Madre. Por favor, tu estas ebria y yo cansada, vamos a dormir.
-Shhhh.- me pone su dedo índice en mis labios.- Yo te voy a decir lo que paso.
-Madre, ya hemos platicado mucho de esto. Hay que dejar esto por la paz. ¿Va?.

Mi madre me mira como si fuera una fiera y ríe cínica y descaradamente mientras se pasa la mano por el pelo.

-Si no quieres hablar de tu padre. Bien.- resopla.- hablemos de ti, entonces.
-No hay nada que platicar sobre mi.- le contesto metiéndome a la cama y tratando de acomodarme entre las sábanas.
-¿Cómo vas con ese chico?¿Zaid?, se llama, creo.- se sienta en una esquina de la cama y pone la botella en el piso.
-Aja, ¿Él que?
-¿Cuanto dinero le has podido sacar?. Porque tu padre va bajando cada vez más su pensión de alimentos a su pequeña y adorada Chantal. Y eso no alcanza para pagar todo esto.

No se que contestar a todo esto. Una parte de mi esta confundida entre Zaid y Charlie, otra parte quiere seguir viviendo con estos lujos y comodidades y sabe que tengo que conseguir el dinero, pero una minúscula parte empieza a amar a Zaid. Pero... ¿Qué es amar?, ¿Qué es el amor?, será acaso lo que en un tiempo lejano mi madre me decía, eso de que un príncipe azul vendría por mi y me montaría a su bello corcel blanco, y lucharía contra el mal para protegerme. Pero al parecer todo eso se esfumó con la separación de mi padres. Todo eso fue, es y será una fantasía.
De hecho no creo estar segura de que aún existan personas que sientan "amor", o que aseguren haber sentido ese sentimiento. Quizá en cada uno de nosotros tengamos nuestra propia respuesta de lo que significa el amor.
Pero antes tengo que conseguir lo que me pide mi madre..

-No se ha presentado la oportunidad.- le contesto después de un largo rato de silencio y miradas agazapadas.
-Búscala entonces.
-Tratare.

Mi madre camina con dificultad a la puerta de mi habitación, la abre y sale sin mirar atrás. Deja un ambiente sombrío y tenebroso, en el cual he vivido toda mi vida y creo que me acostumbre a vivir de esta manera. Sin sentir, amor, ni dolor. Sin sentir nada. Pero hay una pequeña luz de esperanza entre toda esta niebla. Esa luz se llama Zaid.

"La amiga fea"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora