Capítulo 8

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La primera vez que vi a John me di cuenta de que no era tan bueno como mi madre decía, había algo en el que no me gustaba y en ese momento no pude deducir lo que era.

Ese día llegue a casa de la escuela, mi madre y John estaban sentados en el sofá charlando, Mamá reía y John a su lado le decía algo al oído, cuando entre al salón los dos me miraron.

—Hola—dije mirando de mi madre a John y el solo me había contestado con un leve asentimiento—.

—Mai, ya estas aquí—dijo ella sonriendo—. Ven quiero presentarte a alguien importante.

Mamá hace años no me llamaba "Mai" y mucho menos me recibía cuando llegaba de la escuela.

》El es John Cameron, mi novio y de ahora en adelante va a vivir con nosotras.

—¿Que?— dije en shock— Mamá no puedes hacer eso, sin ofender señor Cameron pero mamá tu no puedes traer a alguien que acabas de conocer a vivir con nosotras, por más que sea tu novio.

—Si puedo, es mi casa Maia no lo olvides— perdió la sonrisa mientras hablaba— , y si tengo ganas de traer a treinta personas más a vivir aquí lo hago.

Quería decirle que en realidad era mi casa también, gracias a mi ella tenía esa casa porque si la custodia le hubiera quedado a mi padre ella ni siquiera tendría casa donde vivir y traer su novio ahora pero en vez de decirle eso decidí quedarme callada como siempre.

》No exageres, Maia, lo conozco hace seis meses—seis meses a mi parecer era muy poco para traer a alguien a vivir con nosotras—. Vamos a casarnos y vamos a tener un bebe—siguió ella mientras tocaba su vientre—.

Las cosas cada vez se ponían más locas en esa casa cada día.

—¿Como que un bebé?¿En que momento? ¿Por qué no me dijiste que estabas con alguien?

—Un bebé, Maia, tampoco es tan difícil deducir de cómo se hacen —ella se río y John también—. Y no te conté que tenia pareja porque es mi vida no la tuya. John es un buen hombre, va ser una buen padre para ti y para tu hermano.

—Quiero llevarme bien contigo, princesa—hablo John por primera vez mirándome de arriba a abajo—. Voy a ser un buen padre para ti.

Yo no quería que le fuera mi padre, yo ya tenia un padre, era un idiota pero era mi padre.

—Ves, Maia, el es una buena persona—yo solo los miraba—. Vamos a ser familia a partir de ahora.

John estaba mirándome y no de la manera que un padre ve a su hija. Luego me abrazo y me puso la mano el la parte baja de mi espalda, muy cerca mi trasero.

 Esa fue la primer alerta de John pero como estúpida decida ignorarla.

La semana siguiente John ya estaba instalado en casa, había traído todas sus cosas; sus camisetas de fútbol, sus horribles cuadros, su espantoso sofá que insistió poner en la sala y todas sus otras cosas.

Los meses siguientes puede descubrir lo que no me gustó de él en el primer en el que lo vi.

John frente a todo el mundo, incluyendo a mamá, era un padre ejemplar, un esposo ejemplar, un buen hombre. Pero para mí no era nada de eso; el era el hombre que me tocaba más de lo que un padre tiene que tocar a su hija, el que me da comentarios lascivos, el que me metía la mano bajo la mesa cuando mamá no se daba cuenta, el se metía a mi cuarto en las noches y me hacía barbaridades, el era el hombre porque el que me quedaba toda la noche en vela para tratar de no entrará a mi cuarto y muchas otras cosas.

Y como estúpida nunca dije ni hice nada por miedo o vergüenza, no lo se.

John fue una de las persona que más me lastimo, lo odio y lo voy a odiar por siempre.








Mi último suspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora