Capitulo 17: Abuela.

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Estoy acostada mirando el techo hace tres horas sin poder dormir, no puedo parar de pensar en mi abuela.

Hoy es uno de esos días en los que la tristeza y la culpa vuelven, y me hacen sentir como una mierda.

Sin darme cuenta las lagrimas empiezan a salir y las lagrimas le siguen los llorosos que trato de tapar con mi mano para que nadie despierte y me escuche llorar.

Hoy se cumplen dos meses desde que mi abuela murió; fueron los dos meses más difíciles de mi vida, me siento sola sin ella, tengo a mis hermanos, a mis amigos y a sus padres pero ya no la tengo a ella, y sinceramente ya no se como seguir. Desde que ella murió mi vida se fue a la mierda, en realidad ya era un mierda pero antes sabía que si me sentía mal podía volver a los brazos de mi abuela y fingir que nada pasaba en mi vida más que ese momento con ella.

Perder a mi abuela fue como perder una parte de mi porque ella era la que hacía que mi vida fuera mejor, ella estuvo siempre que la necesite; ella estaba en los eventos de mi escuela cuando mis padres no querían acompañarme, ella estuvo cuando me bajo la regla y pensaba que me iba a morir desangrada, ella pacientemente me explicó que no me iba a morir. Ella estuvo cuando sentía que nadie me amaba y me recordaba que ella si me amaba, estuvo cuando mis padres me rechazaban, estuvo para todo en mi vida. No hay un solo recuerdo que tenga en el que mi abuela no esté implicada, ella siempre me acompaño en todo sin importar que pasara.

Ella también estuvo cuando me di cuenta de que estaba enamorada de Logan; cuando me bese con Logan por primera vez fui a contárselo a mi abuela aun sabiendo que si no volvía a mi casa temprano me ganaría un paliza por parte de mi madre.

Toque su puerta repetidas veces hasta que escuche el grito de mi abuela.

—¡¿Que demonios les pasa?!—grito al abrir la puerta pero al verme a mi su mirada se suavizo—. Maia, cariño, ¿Que suceden?¿Estas bien?—pregunto preocupada—.

—!Si¡—grite eufórica y pase sin permiso—.

—Maia—me llamo, me di vuelta para mirarla—, ¿Si sabes que son las nueve de la noche, no?—asentí— Tendrías que estar durmiendo ya.

—Abuela, ya nadie se duerme tan temprano.

—Lo que tu digas—bufo—, ¿Que haces a estas horas en la calle?.

—Tenía que contarte algo.

—¿Y no podía esperar a mañana?

—No, claro que no—le respondí emocionada—. Vamos a sentarnos así te cuento—tome su mano y tire de ella para que me siguiera al sofá de la sala—.

—Bueno, cuéntame lo que te tiene tan emocionada—me apuro emocionada sin saber que le iba a contar, ella se ponía feliz si yo estaba feliz—.

—Logan me beso—solté rápido—.

—¡¿Que hizo que?!

—Me beso—sonreí ampliamente—.

—¿De verdad? Al fin se animo ese muchacho a hacer algo.

—¿A que te refieres?—le pregunte confundida—.

—Ay, Maia, como si no te hubieras dado cuenta—la seguí mirando sin entender, ella resoplo—. Ay, eres lenta hija mía, es claro que ese chico está enamorado de ti desde hace años y tu de el—me puse roja de la vergüenza y ella río—. ¿Tu estas feliz con eso de que el halla sido tu primer beso?.

—Pues, claro, abuela—le dije obvia—.

—En ese caso... estoy más que feliz por ti amor mío—me abrazo con una sonrisa de oreja a oreja y yo la copie—. Estas creciendo muy rápido, parece como si tan solo hace unos meses tuvieras dos años.

Mi último suspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora