Capítulo 10

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- Te ves... horrible - dijo Luciana, sonriendo con cierta burla. Antonella la miró con desprecio, mientras la más alta añadió: "Sorry que te lo diga, pero es verdad ¿O no, chicas?"

Caterina rodó los ojos y se acercó a Antonella. Pia se quedó al lado de Luciana, intercambiando miradas cómplices. Caterina quería decir algo, pero no sabía exactamente qué.

- Sorry, Anto, pero Luciana tiene razón, te ves... ¡devastada! - Pia soltó una risita, pero se detuvo de inmediato al darse cuenta de que ninguna de las tres chicas reía con ella.

Antonella dejó de mirar el cuaderno que tenía en las manos y lo dejó caer sobre el piano, llamando la atención de todos los presentes en ese recreo. Quería distraer su mente con otras cosas, ya que las noches anteriores no había podido dormir bien. Aún no procesaba lo que Bruno le había dicho. Quería ir a buscarlo, pero, por primera vez, no tuvo el valor de exigirle una explicación de todo lo que había pasado. También le parecía absurdo que el chico que prácticamente babearía por ella y que estaría dispuesto a quemar el mundo por salvarla hubiera terminado con ella. Según Antonella Lamas, no había hecho nada malo, solo quería que la presentación luciera perfecta.

- ¡¿Pueden guardar silencio, aunque sea una vez?! - exclamó con un tono de irritación en su voz.

- Anto, no les prestes atención. Estas pesadas no piensan mucho - dijo Caterina, molesta, volviéndose hacia las dos chicas mencionadas, Pia y Luciana. Ellas se ofendieron y estaban a punto de continuar discutiendo, pero Antonella recogió sus cosas y se marchó, empujando a las tres en medio de su irritante discusión.

Anto caminó apresuradamente sin saber exactamente dónde iba. Su mente seguía jugando en su contra, y las ganas de llorar la atormentaban una vez más. Se detuvo en una esquina y se apoyó contra la pared para calmar su ansiedad. Sorpresivamente, unas manos tomaron sus hombros y ella se volteó asustada. Matías la observaba con preocupación.

-¿Estás bien, Antonella? -preguntó Matías con voz suave y preocupada. Antonella lo miró, sus ojos enrojecidos y llenos de tristeza.

-No, Matías. No estoy bien -susurró ella, sintiendo cómo las lágrimas volvían a amenazar con caer.

Matías acarició suavemente el cabello de Antonella mientras permanecían abrazados, sumergidos en un momento de intimidad y complicidad. A pesar de que su relación había terminado hace mucho tiempo, el cariño especial entre ellos seguía presente. Antonella había sido la primera chica que le había gustado, su primera novia, y a pesar de su personalidad desafiante, Matías siempre la consideró la más hermosa de todas.

Con el tiempo, había notado un cambio en Antonella, una vulnerabilidad oculta bajo su fachada de fortaleza. Él sabía que su exnovia era mucho más frágil de lo que dejaba ver. Pero con él, ella podía abrir el baúl de sus emociones y mostrarse tal como era, sin miedo al juicio.

El reconfortante abrazo logró calmar a la pequeña diva, y ambos se separaron lentamente, mirándose a los ojos con complicidad. Matías le dedicó una sonrisa cálida, sintiendo la conexión especial que compartían.

-Anto, siempre estaré aquí para ti. No importa lo que pase, siempre serás importante para mí. Eres una persona increíblemente especial, y mereces toda la felicidad del mundo -dijo Matías con sinceridad, transmitiendo el afecto que sentía hacia ella.

Antonella se sintió conmovida por sus palabras, sus ojos brillando con gratitud y cariño.

- Gracias Maty, ya estoy mejor.

- ¿Segura? -Matías susurro y ella asintió. - Bueno, te creeré... ¿Hablaste con Bruno?

Antonella se cruzó de brazos y negó con la cabeza.

Imposible no enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora