Bruno tomó asiento con la mirada puesta en la cocina, donde su querida y linda mejor amiga, Patricia, le servía una sopa que Carmen había preparado especialmente para él. Según la mamá de Patricia, esa sopa tenía poderes milagrosos y Bruno se recuperaría esa misma noche. Patito no dudó ni un instante en creer en la magia curativa de la sopa y, al llegar a la casa de Bruno, fue lo primero que le dijo: "Esta sopa es milagrosa, y te vas a mejorar esta misma noche".
Gonzalo no estaba en casa, ocupado resolviendo algunos asuntos, y la mamá de Bruno se encontraba en el trabajo; no podía faltar. Patito se ofreció a cuidar de Bruno durante toda la semana, y aunque este ya se sentía con mejor ánimo y salud, cada vez que veía a Patito caminar hacia su casa, inexplicablemente, sentía que la enfermedad volvía a apoderarse de él. Patito era una persona bastante ingenua y confiaba plenamente en Bruno, sin cuestionar la veracidad de sus palabras.
Patricia caminó hacia la mesa donde se encontraba Bruno, quien le dedicó una amplia sonrisa al verla acercarse.
- Huele rico -dijo Bruno con una destellante sonrisa.
- Uhm, no te lo voy a negar, la comida de mi mamá es la mejor. ¡Todo lo que ella hace es lo mejor! -respondió Patricia con una risita, mientras acomodaba su cabello hacia atrás. Últimamente, solía llevarlo suelto.
-No tengo duda de ello, Patito -afirmó Bruno.
Durante unos instantes, ambos se miraron con una complicidad que no pasó desapercibida. Patito fue la primera en apartar la mirada, volteándose hacia un lado para ocultar su sonrojado rostro. Bruno, por su parte, bajó la mirada, con una sonrisa dibujada en los labios, y tomó la cuchara para probar la sopa. En ese silencio cómplice, no podían evitar sonreír de manera involuntaria, como si entendieran algo que aún no había sido dicho en palabras.
- Seguro que con esta sopa te recuperarás pronto... los chicos te extrañan muchísimo -comentó Patito, jugueteando con una servilleta entre sus dedos.
-¿Y tú? -preguntó Bruno, mirándola fijamente. Patito levantó su mirada y se encontró con la de él. -¿Tú también me extrañas?
Patito dejó de jugar con la servilleta, quedando en silencio por unos segundos, y luego asintió con la cabeza. Bruno la observaba expectante, esperando su respuesta.
-Claro que sí, Bruno -sonrió, tomando la mano libre del muchacho y acariciándola con suavidad-. Eres mi mejor amigo, obviamente te voy a extrañar mucho.
En ese gesto de cercanía, Bruno sintió que su corazón latía con fuerza, y aunque intentó disimularlo, sus ojos delataban una profunda emoción que había estado guardando en lo más profundo de su ser. Patito, con una ternura natural, sostenía su mano cálidamente, sin percatarse de la tormenta de sentimientos que se agitaba en el interior de Bruno.
- Y bueno, ¿cuéntame qué ha pasado en el colegio? -dijo Bruno. Patito, soltando su mano y apoyando su cabeza sobre la palma de su mano, recordaba todo lo vivido desde que él se enfermó. Las conversaciones que ha tenido, su distanciamiento con Matías, la mirada de odio de Antonella y el sin fin de preguntas que le hacen las chicas, sin filtro alguno. Soltó un suspiro.
- Pues... ¿Recuerdas a Lucas? -murmuró Patito.
- ¿Lucas? ¿El chico que está locamente enamorado de ti? -respondió Bruno con cierto tono que incomodó a Patito, quien tosió para quitar la tensión.
- Sí, ese Lucas... regresó. Al parecer, para quedarse.
-¿Hablaste con él?
-Nos saludamos y hablamos a veces, nada del otro mundo. -Patito respondió con cautela, notando el cambio en la atmósfera entre ellos.
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Imposible no enamorarse
FanfictionPatito a estado por bastante tiempo enamorada de Matías, ella siempre estuvo para él en todo momento, soportando esos drásticos cambios de humor y ciertas infidelidades pero ¿Quien estaba para ella en sus peores momentos? (Aquí escribiendo por un im...