Capítulo 2

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Fito subió al escenario con una energía desbordante, su actitud era innegable. Hizo un chiste que, aunque divertido para ella, sabía que no a todos les causaba gracia. Él era el profesor de comedia musical del grupo, y muchos lo consideraban un poco excéntrico. Sí, lo era, pero en el buen sentido. Su locura era extraordinaria y a ella le encantaba.

—Patito, ¿puedes acompañarme al cine hoy? —Matías le habló mientras miraban al frente.

—Uhm... creo que sí. ¿Qué tenías en mente?

La sonrisa de Matías le dio escalofríos.

—Tengo varias ideas, Patito. Me alegra que hayas aceptado venir conmigo.

Ella frunció el ceño y lo miró sin comprender. De repente, Bruno apareció entre ellos y Matías dio un respingo por el susto.

—¡Oye! ¡Podrías avisar la próxima vez!

—Lo siento, Maty, fue sin querer—, dijo Bruno mientras la observaba y desordenaba sus trenzas.

—¡Ya está! ¿Bruno? ¿Qué te pasa? —Bruno se rió y ella se unió a él.

—Nada, solo vine a recordarte que hoy íbamos a comprar un regalo para mi mamá. ¿Recuerdas?

Ella llevó la mano a la frente dándose un golpe suave mientras los dos chicos la miraban.

—Lo olvidaste, ¿verdad?

—¡Lo siento! De verdad... ¡Se me olvidó! —se quejó. —Y sí, por supuesto que iré.

—Patito, habíamos quedado en ir al cine—, dijo Matías, visiblemente molesto, y ella lo entendía.

—Lo lamento, Maty, pero ya había quedado con Bruno, se lo prometí...

— ¿Me estás tomando el pelo? —respondió su novio.

Bruno se quedó en silencio, escuchando mientras Matías y ella discutían sobre sus salidas. Ella intentó explicarle a Matías que Bruno la había invitado primero al cine, pero parecía necio a escucharla.

—Tranquilos, chicos... Patito, si tanto conflicto te genera, no vayas y ya está— intervino Bruno.

—¡No! Ya le prometí que iría.

—¡Ah! ¡Perfecto! Prefieres irte con él en lugar de ir al cine con tu novio, ¿no? —Matías se levantó, llamando la atención incluso de Fito, quien detuvo la clase y pidió una explicación.

Ella permaneció en silencio, sin saber qué responder, pero como era de esperarse, Matías no pudo quedarse callado.

—Bueno, chicos, ¿qué pasa? ¿Por qué tanto alboroto?

—Sucede que mi novia prefiere estar con otras personas en lugar de conmigo—, dijo Matías.

—¡¿Qué dices?!

—¡Bueno, Matías, cálmate un poco! ¿No? Si tanto te molesta que Patito y yo seamos amigos, dilo y no hagas un espectáculo frente a todos—.

—¡Perfecto! ¿No? Ahora tienes un defensor, Patito— dijo con ironía en sus palabras.

Bruno se puso de pie y estaba a punto de acercarse a Matías, pero los otros chicos lo detuvieron. Estaba furioso, y ella seguía estupefacta.

José se acercó a ella y le tocó el hombro.

—¿Estás bien?

—Ah... sí—, susurró. Aún estaba sorprendida, pero también molesta. —Ya basta, Matías. Esto es una estupidez—.

—¿Crees que mis sentimientos son una estupidez? —La observó con aquellos ojos juiciosos.

—¡Claro que no! ¡Pero siempre estás alterado y gritando! —Su corazón latía fuertemente en su pecho, sintiendo una oleada de adrenalina que la irritaba. —Siempre estás gritando y montando un espectáculo cada vez que hablo con Bruno. ¿Qué es lo que quieres, Matías? —

—¡Quiero que dejes de estar con él! ¡Soy tu novio, Patito! —Maty estaba lagrimeando, extrañamente, y su furia se desvaneció. Todos se quedaron en silencio hasta que escucharon una risa sarcástica; ya sabía de quién era.

Anto estaba allí, con los brazos cruzados. Bruno se giró para mirarla, pero ella solo negó con la cabeza y se marchó sin decir una palabra. Su amigo corrió tras ella, dejándola en el centro de atención de todos. Fito se interpuso, intentando calmar la situación.

—Bueno, Maty... creo que esto es algo que deberían hablar en privado—, dijo Fito. Maty sonrió y negó con la cabeza, aún con los ojos llorosos.

—¿Cuándo? Si ella siempre está ocupada con cualquier otra persona—.

—Eso no es cierto, Maty. Siempre tengo tiempo para ti—.

Y sí, siempre había dedicado tiempo a Matías desde que eran solo amigos, incluso cuando la rechazó cruelmente en varias ocasiones o cuando le pidió que fuera su novia falsa para darle celos a Antonella. Siempre había estado ahí para él.

A medida que todo esto sucedía y ella se acercaba más a Bruno, había aprendido a darse tiempo para sí misma, a quererse y a valorarse. Tenía un gran aprecio por Bruno porque, a pesar de todo, él respetaba su espacio. Cada vez que se sentía mal, Bruno estaba ahí para animarla.

Se sentía feliz de no depender tanto de la atención de Matías, pero eso parecía molestarle, al menos eso era lo que ella entendía. Claro, tal vez ya no era tan complaciente como antes. Le daba su tiempo para sus salidas, pero él también debía comprender que ella había creado una vida aparte de él. No lo decía en un sentido negativo, sino en uno de sentido común.

—Patito, creo que deberías hablar con Matías—, susurró Josefina acercándose a ella y haciendo un gesto hacia la puerta por la que Matías se había marchado enfadado. ¿Se había perdido algo?

—Oh... no, creo que ahora no es el momento. Sigamos con la clase—.

—Pero...—

—No, José, cada cosa a su debido tiempo. Hablar con Maty ahora solo crearía más caos—.

Josefina no dijo nada más, apretando los labios como si estuviera guardando lo que quería lanzarle frente a todos. Era comprensible que estuviera molesta porque, al final de cuentas, era la hermana de su pareja. No le dijo nada y miró hacia el frente fingiendo que prestaba atención a la clase.

Fito continuó con la lección, volviendo a la normalidad esa tensión, pero cuando creyó que todo estaba en aguas calmadas, Santi se acercó a ella para susurrarle algo.

—Patito, quiero que sepas que siempre te apoyaré— Giró su cuerpo para verlo. Él seguía hablando. —Pero entiendo a Matías en este momento.

—¿De qué estás hablando?

—Patito, todos aquí notamos que pasas más tiempo con Bruno que con Maty o cualquiera de nosotros... No estoy diciendo que tengas sentimientos románticos por Bruno, pero sí pareces tener preferencia por él.

—¡Ay, Santi! ¡Claro que no! Bruno es mi amigo.

—No digo lo contrario, pero Maty está intentando avanzar en su relación contigo. —Hizo una pausa viéndola a los ojos. — ¿Comprendes lo que quiero decir?

Ella se quedó en silencio, algo desconcertada, y negó con la cabeza cuando su celular vibró. Lo sacó del bolsillo y vio un mensaje de Bruno.

"¿Podemos hablar?"

"Ok."

"¿Hablaste con Matías?"

"Uhm... no, se fue enfadado de la clase."

"Qué chico tan extraño... en fin, estoy en el patio..."

"Voy."

Levantó la mano en medio de la clase y Fito le dio la palabra.

—Fito, ¿puedo ir al baño?

—Claro, Patito, ve pero regresa pronto, pasas al escenario con tu grupo después de las chicas.

Le sonrió y se levantó apresuradamente, cruzó miradas con Santi, quien solo negó con la cabeza.

¿Tenía preferencias? No, solo era su amigo que la necesitaba, al igual que ella a él.

Imposible no enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora