En los días posteriores a su recaída, Joy había requerido el doble de coraje que usualmente necesitaba para existir.
Pero no se había dado por vencida.
«—Es difícil recuperarse de un trauma sin tener alguna recaída —había dicho Nora durante su última consulta—. Además, puede que parezca que no terminaste tu tarea. Pero, incluso en esos momentos, se puede progresar. Aunque en un día malo no consigas mucho, puede que ese poco conseguido tenga más valor que todo lo que hayas conseguido en un día bueno. Ahora estás lista para continuar y verás que puedes recuperar con bastante rapidez tu progreso. No te desanimes».
Entonces, Tate y ella decidieron comenzar de nuevo. Juntos se embarcaron en las tareas que solían realizar en compañía. Incluso Joy se animó a salir sola para cumplir ciertas tareas, como ir a Tippecanoe o visitar a sus vecinos.
No fue un proceso fácil. La primera vez que salió a la calle después de tanto tiempo en casa fue duro y aterrador. Apenas logró permanecer fuera durante diez minutos antes de regresar debido al temor de sufrir otro ataque de pánico. Sin embargo, Nora tenía razón: Joy estaba recuperando rápidamente el progreso que había logrado con su terapia. Aunque todavía no se sentía capaz de visitar el supermercado sola, había logrado hacerlo una vez más con la ayuda de Tate.
Usaba la fe y el apoyo que su madre, Tate, Rae y el resto de sus vecinos infundían en ella para canalizar sus emociones negativas, controlarlas y desafiar a su miedo cada día. «Quiero hacer esto. Quiero vivir», se decía a sí misma antes de salir, y entonces daba un paso, luego otro y otro.
Esa tarde, Tate y Joy decidieron seguir con la tarea posterior a la visita al supermercado y visitar la librería vintage Carmina Gadelica. Estaba ubicada en el centro de Portree, cerca de Tippecanoe. Era un local de una sola planta, con un amplio escaparate lleno de libros y un letrero sobre la puerta.
Al entrar, Joy se sintió reconfortada por el olor a libros, y se sumergió entre las pilas de libros y estanterías, disfrutando su tiempo allí. Tate la acompañaba sosteniendo una canasta para recoger los libros que ella elegía. Finalmente, Joy se detuvo en la sección de libros infantiles, cautivada por las opciones disponibles.
—¿Has pensado en volver a escribir? —preguntó Tate junto a ella—. A los niños les gustaba mucho tu trabajo.
Ella guardó silencio mientras observaba sus libros, sintiendo una mezcla de nostalgia y melancolía. Le resultaba difícil imaginar escribir historias para niños sobre superar la oscuridad y vencer a los enemigos cuando se sentía aterrorizada por sus propias sombras y no podía vencer al enemigo invisible en su mente.
—Eres una buena escritora —murmuró Tate cerca de su oído, provocando un ligero temblor en su espalda—. Deberías darte otra oportunidad. A mi me encantaría leerte.
Joy sintió un rubor en las mejillas cuando Tate apartó el rostro. Su corazón latió acelerado mientras sus miradas se entrelazaban, y estaba a punto de responder cuando escuchó su nombre.
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Los miedos que guardamos [TERMINADA]
RomanceUna escritora con miedo a salir de casa y un editor compitiendo por un ascenso, deben colaborar para lanzar la novela que podría transformar ambos destinos. ~⋆ ✦ ⋆~ Joy Chapman era una prometedora escritora de libros infantiles, hasta que su mundo s...