Wren y Tate fueron al Merchant Bar, un local tranquilo de bebidas y comida ligera en el centro. Se sentaron en una mesa apartada, donde Wren pidió vino tinto y Tate optó por una cerveza. Mientras esperaban en silencio, disfrutaron del murmullo tranquilo de la gente y la música de fondo.
Wren sonrió ligeramente cuando el camarero les sirvió las bebidas.
—Siempre fuimos muy diferentes.
Tate asintió, consciente de que había más detrás de la elección de bebida de Wren.
Un recuerdo afloró en su mente: la primera vez que la vio en una clase de baile universitaria. Eran jóvenes, distintos, y su relación fue rápida e intensa.
—¿Y bien? ¿De qué querías hablar? —preguntó Wren. Su expresión era atenta y curiosa—. Me siento intrigada por lo que tienes que decir.
Tras unos segundos de reflexión, Tate se enfrentó a la difícil tarea de explicar sus sentimientos y pensamientos. La sorpresa, la confusión y la nostalgia lo abrumaban al volver a verla. Pero aunque podría haberla dejado marchar sin más, cedió al impulso de entablar una conversación con ella. El encuentro inesperado había abierto viejas heridas y revivido emociones conflictivas que había mantenido ocultas. Sentía que hablar podría aliviar la carga que pesaba sobre sus hombros.
—Sé que ha pasado algún tiempo y quizá ya no sea importante para ti, pero realmente lo siento.
A pesar de haber reflexionado mucho sobre lo que diría al volver a verla, le costó elegir sus palabras y les sonaron extrañas cuando las pronunció. Había imaginado innumerables veces las palabras que no pudo decir antes de su separación.
—Antes no podía decirlo porque también estaba molesto y abrumado por cómo las cosas estaban terminando. Además, no quería aceptar que era mi culpa. Solo podía pensar en el trabajo y en mí mismo. Me aparté, te lastimé y...
—Espera, espera... —Wren frenó su declaración con una expresión perpleja—. ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué...? ¿Por qué te disculpas?
Tate miró a Wren con desconcierto mientras ella soltaba una maldición en voz baja.
—Por favor, dime que no te has culpado todos estos años por nuestro matrimonio fallido.
«Matrimonio fallido».
Tate se mantuvo en silencio, pero su expresión reveló sus sentimientos de culpa y respondió a la pregunta de Wren.
Ella suspiró.
—¿Por qué? —murmuró con voz insegura—. Tate, ambos éramos jóvenes, egoístas y cometimos muchos errores. Ambos. Incluso al final, porque ni siquiera hablamos de lo que sucedía, y ahora veo que estuvo mal.
Tate tragó con fuerza. A pesar de las palabras consoladoras de Wren, no podía alejar el sentimiento de culpa y decepción.
—Pude haberlo hecho mejor.
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Los miedos que guardamos [TERMINADA]
RomanceUna escritora con miedo a salir de casa y un editor compitiendo por un ascenso, deben colaborar para lanzar la novela que podría transformar ambos destinos. ~⋆ ✦ ⋆~ Joy Chapman era una prometedora escritora de libros infantiles, hasta que su mundo s...