Decidieron recrear una escena clave: la intensa discusión entre los protagonistas, Aryn y Meribeth. Se acomodaron en sus escritorios y, juntos, leyeron en voz alta el diálogo. Después, se sumergieron en la tarea de ajustar y mejorar las palabras intercambiadas. Una vez satisfechos con los cambios, se embarcaron en el desafío de aprenderse las líneas de memoria.
—No son muchas líneas, así que debería ser sencillo —comentó Tate.
Joy asintió en acuerdo. Siendo la autora de la novela, le resultaba más sencillo comprender y empatizar con las escenas que había escrito, en especial aquella narrada desde la perspectiva de Meribeth, donde había plasmado sus pensamientos y emociones. Sin embargo, admitía que la subtrama romántica requería mejoras. Aunque le frustraba un poco, entendía que no debía tomarlo como una crítica personal. Durante la escritura, su enfoque había sido desarrollar de manera sólida el conflicto principal, y en eso había tenido éxito. Sentía una satisfacción por el logro alcanzado en la trama de suspenso.
—¿Lista? —preguntó Tate.
Joy lo miró con atención, estudiando su expresión tranquila y segura. Su presencia siempre le transmitía calma, y en ese momento no era la excepción.
—Lista.
Ella se levantó de su escritorio y se acercó.
—Podrías soltarte el cabello —sugirió Tate de repente—. Meribeth tiene el cabello similar al tuyo y siempre lo lleva suelto.
Joy acarició su cabello suavemente con los dedos, un tanto sorprendida. Él tenía razón. Meribeth tenía el cabello rizado y largo, al igual que ella, pero era pelirroja mientras que Joy era castaña.
Y ahí terminaban las similitudes entre ella y la protagonista de la novela.
Meribeth Fraser, una mujer fuerte e independiente, era despreciada por la sociedad debido a su origen ilegítimo como hija de un duque fallecido y una cortesana. Sin embargo, era objeto de deseo por parte de los hombres y de envidia por parte de las mujeres. Meribeth desafiaba todas las convenciones de la época victoriana: era impetuosa, aventurera, inteligente, obstinada y hábil en la lucha.
Con determinación, Meribeth logró convertirse en detective y abrir su propio despacho, cumpliendo así el deseo de su difunto padre. Esto fue posible gracias a la ayuda de un juez, amigo de su madre, quien también le presentó a Aryn con la esperanza de que un compañero la mantuviera alejada de los peligros.
Aryn McLeod, el protagonista masculino, también era un personaje complejo. Criado en la soledad de su infancia en Irlanda, era un hombre cínico, misterioso, frío, perspicaz, ingenioso y letal. Conocido como el hijo ilegítimo de un importante líder de un clan, poseía habilidades en armas y actividades delictivas heredadas de su abuelo materno. Aryn había llegado a Londres para trabajar con un juez, pero el destino lo llevó a cruzarse con la problemática Meribeth.
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Los miedos que guardamos [TERMINADA]
RomanceUna escritora con miedo a salir de casa y un editor compitiendo por un ascenso, deben colaborar para lanzar la novela que podría transformar ambos destinos. ~⋆ ✦ ⋆~ Joy Chapman era una prometedora escritora de libros infantiles, hasta que su mundo s...