Capítulo 15

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Durante la última semana, Tate y Raelynn se habían turnado para acompañar a Joy en sus recorridos por el vecindario

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Durante la última semana, Tate y Raelynn se habían turnado para acompañar a Joy en sus recorridos por el vecindario. Al principio, Joy solo daba unos pocos pasos afuera una o dos veces al día, pero gracias al aliento y la perseverancia de Rae, poco a poco se aventuraba un poco más lejos, adentrándose en el vecindario. Tate entendía que la terapia era difícil para Joy, y a veces podía ver el miedo reflejado en sus ojos, pero a pesar de ello, ella seguía intentándolo. Al principio, Joy mostraba resistencia y regresaba rápidamente a casa, pero con cada salida, su ansiedad disminuía un poco más, como si estuviera comenzando a comprender que estar en esas calles, cerca de sus vecinos, no le traería ningún daño.

Por lo general, salían en las primeras horas del amanecer, un momento que Joy parecía preferir. La calma y el silencio de los primeros rayos de sol y la brisa marina parecían brindarle mayor tranquilidad. Aunque las tiendas de los vecinos estuvieran cerradas y no pudiera hablar con ella, Tate sabía que Joy se sentía más cómoda porque no había turistas paseando por la calle.

Sin embargo, esa mañana era diferente a las anteriores. No tenían planeado salir al amanecer como de costumbre. Esta vez, Rae le había sugerido a Joy que hiciera una visita a los vecinos para que Tate pudiera conocerlos de manera formal. Joy había mostrado cierta indecisión al principio, pero finalmente había accedido. Sería la primera vez que ella los visitaría en lugar de que ellos la visitaran a ella. Por eso, se mostraba curiosa pero también preocupada.

Tate ahogó un bostezo y se restregó los ojos con una mano, tratando de despertarse por completo antes de comenzar la visita. Cuando terminó de beber su café, salió a la florería y encontró a Joy de pie cerca de la puerta cerrada. Había notado que cuando la puerta estaba cerrada, ella se mantenía serena, pero, al abrirse, su ansiedad se desataba. Sin embargo, también había observado que cuando estaba acompañada de él o Raelynn, parecía estar menos asustada.

Joy levantó el rostro y Tate detalló con la mirada los ojos de Joy y la forma en que su cabello rizado se desplegaba salvajemente alrededor de su rostro. Debido a su juventud e inocencia, él no podía evitar preocuparse por ella.

—¿Lista? —Sonrió, dándole ánimos.

Ella asintió.

Tate era consciente de que Joy estaba demasiado ansiosa para hablar, había captado ese detalle. Rae le había asegurado que era un comportamiento normal en su proceso. «Si eres complaciente con ella y cedes ante cualquier señal de su miedo, no estarás ayudándola», había dicho su prima.

Por supuesto era más fácil para Rae decirlo que para Tate hacerlo. Sobre todo cuando Joy lloraba. Era imposible no sentir empatía y un incontrolable instinto de protección hacia la joven.

—Hagamos esto.

Tate quitó el cerrojo y abrió la puerta. Una corriente de aire sopló contra su rostro cuando salió y estudió la calle, vacía y en calma. Tate giró hacia Joy y extendió su mano.

Los miedos que guardamos [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora