Capítulo 39

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Joy respiró profundamente antes de continuar hablando

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Joy respiró profundamente antes de continuar hablando. Su mirada se movió hacia el jardín. Uno de sus dedos apuntó al Rowan.

—Ese árbol es mágico. Ha estado por años en este jardín luego de que las hadas se lo regalaran a mi bisabuela. Desde entonces, los espíritus de mi familia pueden vivir en él por un periodo de tiempo luego de morir. Es por eso que... —Joy tragó el nudo en su garganta—. Puedo ver a mi madre.

—¿A qué te refieres? —inquirió Tate con una expresión confundida.

—Cuando estoy en contacto con el Rowan, durante ciertas noches puedo verla y hablar con ella.

Joy se preparó mentalmente para cual fuera la reacción de Tate, pero no podía estar lista en realidad; la preocupación la invadía. Su corazón latía desbocado, como si quisiera escapar de su pecho. Sin embargo, Tate solo se quedó callado por unos segundos que, para Joy, parecieron una eternidad.

—Di algo —pidió ella.

Tate pareció reaccionar y, en respuesta, colocó sus manos sobre el mesón. Sus ojos nunca se apartaron de los de Joy, creando un contacto visual intenso y constante.

—Esto es... inesperado —titubeó, y Joy detectó el tono escéptico en su voz.

—No estoy mintiendo.

—No he dicho que estuvieras mintiendo. Solo estoy... procesando lo que acabas de decir.

Su mirada confundida reflejó sus pensamientos, pero aun así Joy sintió un pequeño alivio. Podía enfrentar su escepticismo, pero no sabría cómo actuar si él se asustaba o, peor aún, si pensara que ella estaba delirando.

—Una vez me preguntaste cómo terminé de escribir la última novela de mamá, pues esta es la respuesta.

—Dijiste que Gwendolyn dejó apuntes.

—Sí, había apuntes, pero no eran suficientes para terminar la historia. Mamá me dio las piezas para completar los agujeros en la novela. No escribí esa historia sola.

Tate asintió con lentitud, parecía un tanto aturdido por la revelación. Decidió tomar asiento en una de las sillas junto al mesón de la cocina.

—Quiero entenderlo... —replicó, rascando su barbilla con una mano—. ¿Cuando te diste cuenta de que el Rowan era mágico?

El semblante de Tate se tornó curioso, lo que hizo que Joy bajara la guardia. Se acercó y se sentó en la silla junto a él, sumergiéndose en los recuerdos de su infancia.

—Cuando era pequeña, mi abuela y mi mamá tenían una conexión con él, pero yo no experimentaba nada especial. Sin embargo, luego del atentado, cuando regresé, sentí que una fuerza me atraía. Pude entender la conexión, me transmite un sentimiento de paz.

—¿Y otras personas pueden sentirlo o es solo algo que tú experimentas?

—El árbol fue entregado a mi familia para cuidarlo. Yo puedo sentir la conexión, soy más sensible a él, pero el resto de personas sí pueden notar sus peculiaridades.

Los miedos que guardamos [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora