Capítulo 40

212 36 15
                                    

Joy no era una romántica de corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Joy no era una romántica de corazón. Nunca lo había sido en ningún momento de su vida.

Desde pequeña, no se había dejado llevar por los cuentos de hadas ni por la ilusión de los príncipes azules. Aunque había sido testigo del amor inquebrantable entre sus padres, nunca lo había sentido en su propia piel. Por lo tanto, no le sorprendía que en ocasiones no entendiera o se confundiera ante sus sentimientos hacia Tate. Sin embargo, era imperativo para ella comprender lo que estaba experimentando. Solo de esta manera podría establecer límites claros, no tanto para Tate, sino para sí misma.

La primera etapa de su plan para descubrir si estaba enamorada de Tate consistía en buscar la ayuda de alguien en quien confiaba, Raelynn. Ella no solo era su amiga, sino también la prima de Tate. Por lo tanto, Joy no podía confesarle abiertamente su propósito, sino que necesitaba que le prestara algunas de sus novelas románticas.

«Pretendo investigar cómo se comportan y qué sienten las personas enamoradas a través de la lectura. Por eso necesito que me prestes las novelas más románticas que tengas, porque quiero entender si estoy enamorada de tu primo».

«¡Pues no!»

Decidida a ocultar sus verdaderas intenciones, Joy se vio obligada a inventar una excusa, haciéndole creer a Rae que las necesitaba como referencia para editar el último libro de su madre, aunque en realidad había terminado la edición semanas atrás. Aunque se sentía culpable por engañar a su amiga, su objetivo era evitar causarle daño. Si algo saliera mal con Tate, no quería que su amistad también se viera afectada. Podía sonar egoísta, pero, en realidad, estaba siendo precavida y cautelosa.

No podía perderlos a ambos.

Además, ni Raelynn ni ninguno de sus vecinos tenían conocimiento de la relación entre ella y Tate. No se avergonzaba de él, pero considerando que su relación probablemente sería efímera, creía que lo mejor era mantenerla en privado.

Raelynn accedió a prestarle las novelas, aunque antes planteó algunas preguntas curiosas que Joy tuvo que responder con cuidado antes de ser liberada de su curiosidad.

—¿Tu repentino interés por el romance tiene alguna relación con Tate?

Sorprendida por la suspicacia de su amiga, Joy se quedó congelada en su lugar.

—Claro que no. Es solo interés profesional.

Joy había estado preparada para que Raelynn profundizara en el asunto, pero, para su alivio, Rae simplemente sonrió con un brillo pícaro en sus ojos.

—Lee este primero —había dicho su amiga, colocando un último libro sobre la pequeña pila que Joy sostenía en brazos—. Es mi favorito.

Y Joy había hecho eso.

En sus momentos de tiempo libre, Joy se dedicó a iniciar su investigación. Sin embargo, no todo había sido sin contratiempos. Naturalmente, Tate había cuestionado su elección de lecturas y Joy también se vio obligada a mentirle sin tener otra opción.

Los miedos que guardamos [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora