Capítulo 24

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Esa noche, después de cenar, Tate se puso a trabajar mientras Joy se refugiaba en el jardín

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Esa noche, después de cenar, Tate se puso a trabajar mientras Joy se refugiaba en el jardín. Sus ojos vagaron por la pantalla de su laptop por unos momentos, hasta que se posaron en la pluma estilográfica que Joy le había regalado esa misma mañana. Una sonrisa tonta se formó en sus labios, pero se congeló rápidamente al darse cuenta de lo que estaba haciendo. Tate se quitó los lentes y pasó una mano, frustrado, por su rostro.

Si bien recibir ese regalo de Joy lo había llenado de felicidad, recordó que solo era una pluma. Tenía que dejar de darle vueltas en su cabeza y enfocarse en su trabajo. Tenía que finalizar la última versión del manuscrito y enviarlo a la editorial. Joy ya había terminado de reescribir las escenas románticas sin su ayuda.

Considerando la inesperada e innegable química que surgía entre ellos, habían llegado a un acuerdo tácito de no recrear ninguna escena que implicara algún tipo de contacto físico. Tate comprendía la importancia de mantener una actitud profesional y enfocarse en su trabajo. Aunque la atracción era fuerte, se recordaba a sí mismo que su prioridad era apoyar a Joy en su proceso de curación y no cruzar los límites establecidos.

En ese momento, una llamada entró en su computadora y reconoció la foto de Evelyn. Había estado esperando esa llamada para discutir algunos puntos importantes antes de la publicación. Al contestar, Evelyn apareció en la pantalla y ambos intercambiaron un breve saludo antes de adentrarse en la discusión de la novela.

—Te enviaré el manuscrito muy pronto. ¿Tienes listo el grupo de lectores beta?

Tate había optado por confiarle ese asunto en particular a Evelyn. Si bien podría haberlo delegado a cualquiera de los editores juniors con los que trabajaba, sabía que la discreción era fundamental en este caso. Muy pocas personas estaban al tanto de que la última novela de la exitosa serie de Gwendolyn Chapman estaba lista para su publicación, y mantener ese secreto requería un cuidado meticuloso y la experiencia adecuada.

—Sí, me encargué yo misma de seleccionar los perfiles y ya firmaron el acuerdo de confidencialidad.

Tate asintió, más tranquilo.

—Entonces... —comenzó Evelyn con tono intrigado—, ¿no vamos a hablar de Joy? ¿No vas a preguntarme qué pienso sobre ella ahora que nos conocemos?

Él suspiró.

Tate había estado esperando que Evelyn mencionara el tema en su conversación, sobre todo después de la reunión que habían tenido esa tarde. Él había organizado la reunión para revisar los avances de la campaña de lanzamiento del libro y, finalmente, había logrado que Joy y Evelyn se conocieran. Por fortuna, todo había salido bien. Joy había dejado una buena impresión en Evelyn, lo cual tranquilizaba a Tate, ya que confiaba en el juicio de su amiga. Aun así, antes de la reunión, Tate había sentido cierta aprehensión, no tanto por Joy en sí, sino por las ocasionales ocurrencias inapropiadas o embarazosas de Evelyn.

Los miedos que guardamos [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora