El día de la presentación sería un día que Joy recordaría por fragmentos. Los momentos se entrelazarían en su memoria como destellos fugaces de emociones y sucesos.
Recordaría cómo Tate la había abrazado al amanecer, pero no su rutina de meditación. Recordaría el breve ensayo en el estudio, pero no haber almorzado. Recordaría la llegada de su padre después del mediodía, pero ninguna de sus palabras. Recordaría haber salido de casa, pero no cómo se había vestido. Y recordaría estar de pie en el pequeño escenario, esperando, pero no cómo había llegado hasta allí.
«¿Realmente voy a hacer eso?», se preguntó desesperada.
Sus dedos se aferraron a las pequeñas tarjetas blancas en las que había escrito su discurso, por si se le olvidaba. Y ahora comprendía que había sido una decisión inteligente. Su mente estaba llena de recuerdos difusos de ese día, ¡por supuesto que iba a olvidar el discurso! Era la tarea más importante y estaba en peligro de echarlo todo a perder.
Aún no era tarde para huir.
Joy se puso de pie, saliendo de la silla en la que Tate la había dejado, oculta detrás del telón. Se encontraba sola y en silencio, lo que le permitía concentrarse y mantener la calma. Aunque tenía la sospecha de que la razón detrás de esa decisión era evitar que viera a las personas que llegaban.
Quizás debía echar un vistazo.
Negó con la cabeza e intentó volver a concentrarse en las tarjetas; sin embargo, desde detrás del telón, podía escuchar el creciente murmullo de las conversaciones, mezclado con la suave música que se reproducía en los parlantes. Comprendía que Tate le hubiera pedido que se quedara allí para ayudarla a mantener la calma, pero escuchar los sonidos sin poder ver a nadie aumentaba su ansiedad.
«Debo echar un vistazo», se dijo, caminando despacio hacia el telón.
Lo primero que notó fue la presencia de muchas personas en el lugar. Bueno, quizás no eran tantas, podrían ser treinta o cuarenta invitados, pero desde su perspectiva, como tenía el corazón acelerado y las manos temblorosas, parecían una multitud. Había pasado meses sin estar rodeada de tanta gente, y ahora tenía que hablar frente a todos ellos.
Aún no era tarde para huir.
Joy tragó saliva.
Entre los invitados, Joy distinguió varios rostros familiares: su padre, Raelynn, sus vecinos, algunos amigos de su madre y Erin, acompañada por la comitiva del centro comunitario. Su mirada se desplazó por el resto de los invitados y se detuvo en Tate. A su lado, estaba Evelyn. Joy sonrió al recordar que la amiga de Tate había prometido que iría y había cumplido su palabra.
También se dio cuenta de que más personas iban llegando, algunas de las cuales no reconocía. Era probable que fueran lectores que se habían enterado del evento a través del póster que habían colocado en la librería Carmina. Podían ser fanáticos de la saga o simplemente amantes de la lectura.
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Los miedos que guardamos [TERMINADA]
RomanceUna escritora con miedo a salir de casa y un editor compitiendo por un ascenso, deben colaborar para lanzar la novela que podría transformar ambos destinos. ~⋆ ✦ ⋆~ Joy Chapman era una prometedora escritora de libros infantiles, hasta que su mundo s...