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—Sra. Wheeler.
Se da la vuelta y me mira con una expresión de evidente confusión.
—Por favor, llámame por mí nombre.
—Claro seño... Digo Janet.
—¿Necesitas algo?
Me lo pienso antes de soltarlo. Como Axiel no me dio una respuesta en toda la semana, no sabía que hacer, llegué a pensar muchas cosas, desde que se le había olvidado, hasta que no le habían dado permiso o que estaba tratando de ignorar el tema no tocándolo, pero yo necesito respuestas claras.
—Al final no supe que decidió.
—¿Decidir, sobre qué? —pregunta volteándose del todo.
Miro a Axiel que al igual que su madre tiene cara de confusión, pero al momento una chispa parece activarse en su cabeza.
—Lo había olvidado —es increíble, sencillamente increíble.
—¿Qué has olvidado?—le pregunta su madre aún más confusa.
—¡Ah!, pues —empieza a explicarse llevándose una mano a la cabeza —que... Bueno... Sucede que... —me harté.
—¿Puedo llevar a Megan al zoológico mañana? —digo alto y rápido para que entienda lo menos posible.
—¿Al zoológico?
—¡Sí!, Mamá zoológico, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa... —apenas terminé de hablar Megan se levantó corrió hacia su madre y se puso a chillar como loca.
«En mi cabeza me lo imaginé tipo película», con un: Diez minutos después...
—Porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa, porfa...
—Vale, vale, vale, vale —dice su madre tratando de calmarla.
Se me vino en pensamiento a la cabeza, y no uno bonito:
«Desate a la bestia»—Venga cálmate —le habla Janet a su hija quien se había agarrado a su cuerpo y no la dejaba moverse.
Yo no voy a decir nada, no vaya a ser que lo empeore, yo ya plantee el problema, ahora que la ecuación la extraiga y la resuelva otro.
Le dedico una mirada acusadora a Axiel quien desvía la suya hacia otro lado para hacerse como que no es con él. Aún así me quedo mirándole para ver si va a asumir su responsabilidad en esto, pero no lo hace, sólo mira una vez que su madre logra tranquilizar a su hermana y nos habla.
—Megan me comentó algo así hace unos días, pero como tú no me dijiste nada no me lo tomé en serio —le habla a su hijo.
—Ya lo he dicho, se me olvidó —ya lo he dicho, se me olvidó. Lo imito mentalmente.
No me puedo creer que su hermana se halla acordado y él no, vamos, pa' cogerlo y matarlo.
Tal vez a nadie le suene esto, pero déjenme refrescarles la memoria. ¿Se acuerdan de cuando conocí a Megan? Sí, pues ese día llegamos a dos acuerdos, uno de ellos era precisamente éste, pero hagamos memoria...
Ubiquémonos en el primer día en que la cuide, estábamos jugando videojuegos, luego llegó su hermano a recogerla, ella no se quería ir y yo le prometí que la dejaría escoger el juego o lo que fuéramos a hacer la próxima vez. Vale. Hasta ahí todo bien. Resulta que Megan es muy buena negociadora, lo digo en serio, esa chica tiene futuro en el FBI, y no accedió a irse sin una simple condición, ojo, por cosas como estas es por lo que es muy importante leer en los contratos la letra pequeña. Megan aparte de escoger la actividad, quiso escoger también el lugar y adivinen cual escogió...
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En nuestra mente
JugendliteraturApática, asocial y malhumorada son pocas de las cualidades que representa. Marcada por un trágico y difícil pasado ha distanciado a todo aquel que conocía. Pero todo esto cambiará cuando por cuestiones de la vida termine haciendo de niñera para la h...