En nuestra mente

Capítulo 19: Dulce error (En corrección)

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—¡Ah! ¿A qué está para comérselo? —comenta una muy animada Kiara a su nueva amiga —. ¡Dios! Quién fuera actriz para actuar junto al protagonista todo papasote, musculoso y sexy. Y cogerlo y apachurrarlo y hacerle unas cuantas cosas que me vienen a la mente...

Yo, que intentaba hacer como que no escuchaba su conversación, sin querer comienzo a reir a carcajadas por sus comentarios. Al levantar la vista veo que Spencer y las chicas me miran con cierto desconcierto.

«Y yo que pensaba que la loca de la mesa era ella yo»

—¿Qué? —pregunto aún entre risas que no puedo contener.

No se porqué, pero al mirar hacia la mesa me da por coger el celular y llevármelo al oído fingiendo una llamada.

—¿Sí? Aquí Aysha... —si antes me miraban raro ahora mucho más —La tengo frente a mí —hago una pausa haciendo como que escucho a la persona al otro lado línea —. ¡Claro, enseguida se lo haré saber!

Finalizo la falsa llamada y bajo el teléfono.

—¿Qué...? —intenta Kia preguntar.

—Era el abogado de ese actor —le explico —llamaba para informar que te han demandado por acoso y establecido dos órdenes de alejamiento. A eso súmale la que te voy a entablar yo por daños y perjuicios psicológicos. ¿Okey?

—¿Tienes fiebre? —pregunta preocupado Spencer llevando la palma de su mano a mi frente.

—¿Eh...?, no por qué.

—Aysha —dice empleado un tono serio como si realmente le preocupara —. Acabas de reírte, y no una risita cualquiera, una risa verdadera y luego has hecho una broma —informa desconcertado —. ¡Se va acabar el mundo!

Por la payasada le pego en el hombro.

—¡Auch! —se queja —. Eso dolió.

—Eso espero. Ahora vuelvan a lo suyo.

Es la hora de almuerzo y la cafetería se encuentra llena en su totalidad. Trato de mirar el intento de comida que nos dan pero me resulta imposible comerme esto, así que me le acerco sutilmente a Spencer para ver lo que está leyendo.

—¿Qué haces? —pregunta en cuanto nota mi cercanía.

—¿Qué lees? —le doy mi mejor sonrisa.

—Un cómic —responde mirándome con desconfianza.

—Eso ya lo sé tonto. Me refería a sobre de qué trata.

Gira el cuerpo en mi dirección.

—¿Segura de qué estás bien, Aysha? —pero bueno y a este qué le pasa, acaso no puedo tener un buen día.

—Nada. Sólo estoy aburrida y ahora que mi mesa se ha vuelto un circo...

—¿Porqué dices eso? —salta Kiara aislándose de las redes sociales.

Lo pienso bien.

—Bueno, a la derecha tenemos al friki... —le miro de reojo en cuanto estas palabras abandonan mis labios y el me devuelve la mirada — Al frente el unicornio y quien les habla, la rara.

—¿Porqué unicornio? —pregunta una muy confusa Kiara —. No es que no me gusten, al contrario los amo, pero por qué.

—Sencillo, por que llevas encima más colores que el propio arco iris.

—Y que sería yo—expresa de repente la nueva ocupa.

Isabella. Bueno Bella, le gusta que le llamen así porque la hace sentir que es la protagonista de no sé que libro de vampiros que ambas han leído como cuatrocientas veces y del cual no paran de hablar.