༶•┈┈⛧┈♛ 𝑨𝒚𝒔𝒉𝒂 ♛┈⛧┈┈•༶Después de que Axiel se llevó a Megan, subí a mi cuarto y me dispuse a hacer los deberes porque soy una adolescente responsable, buena, educada y estudiosa.
Hum, ja, ja, ja. ¡Ay! Eso ni yo me lo creo. Sí, me fuí a mi cuarto, pero no me puse a hacer tareas; eso lo dejo para los primeros cinco minutos antes de que comience cada turno de clases. En cambio, llamé a papá por teléfono, ya que hace tiempo que no sé nada sobre él y creo que comienzo a echarle de menos. Aunque no se lo digan, o se le sube a la cabeza. Contestó al tercer timbre.
—Princesa. —Típico de mi padre llamarme así.
Lo hace desde que cumplí cinco años y se me ocurrió la brillante idea de disfrazarme de una para Halloween. Una muy mala decisión, si he de decir, pero como he dicho tenía cinco años y estuve insistiendo mucho para que me lo compraran.
—Sigues insistiendo en llamarme así —suspiro.
—Por supuesto, es lo que eres.
—¿Y dónde está mi castillo? —pregunto— ¿Si de verdad soy una princesa, no debería tener uno?
—Uno y un millón pequeña. Pero si quieres un castillo siempre tienes la mansión O'hara, puedes venir y pasarte algunos días conmigo.
—¿Y dejar a mamá? —Me encantaría pasar algunos días con papá, salir de este pueblo del infierno y desconectar un poco.
Mala idea no es, pero en este lugar es donde está él... bueno, lo que queda; es donde más cerca suyo me siento y no abandonaría eso por nada en el mundo. Aunque eso implique seguir en este pueblo del demonio.
—Es tu madre no tu hija...
—Gracias a Dios —manifiesto mientras escucho cómo al otro lado del teléfono papá ríe ante mi comentario.
—Solo digo que no tienes que estar pendiente de ella ya, es una adulta y...
—A veces se comporta como si no lo fuera.
—Sólo quiere lo mejor para ti, al igual que yo, y estoy seguro de que estaría de acuerdo con que te vinieras unos días, tal vez semanas.
—Estoy bien, papá.
—Sé que no lo estás. Hablé con tu madre hace unos días y...
—No me dijo nada.
—Yo le pedí que no te dijera, estuvimos hablando sobre ti.
—Por supuesto. —Comienzo a pensar que no era buena idea haberle llamado.
—No es lo que estás pensando hija, Charlotte sólo está preocupada por ti.
—Pues que no lo esté. Estoy perfectamente bien pa'. Voy a colgar. Te quiero.
—Espera, piensa en lo que te he dicho sobre venir, tal vez te venga bien.
—Adiós, papá. Te quiero.
—Yo igual, princesa.
—Y ya deja de llamarme así.
En serio, ¿qué tienen las personas con llamarme de distintas formas?
—No lo haré —informa y justo después se escucha el pitido del teléfono indicando que la llamada ha terminado.
Sentada en la silla de mi mesa de estudio me quedo pensando en lo que acabo de hablar con mi padre. Ir a la ciudad sería increíble pero allí no tengo algo, que no es que tampoco lo tenga aquí, pero allí al menos no está y es... Mi modelo personal, tener que buscar otro sería agotador y a mí no me gusta sentirme cansada.
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En nuestra mente
Novela JuvenilApática, asocial y malhumorada son pocas de las cualidades que representa. Marcada por un trágico y difícil pasado ha distanciado a todo aquel que conocía. Pero todo esto cambiará cuando por cuestiones de la vida termine haciendo de niñera para la h...