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Pues quería saber qué harás con lo de Spencer.
Esta frase resonó en mi cabeza por un tiempo. La analicé detenidamente, casi que incluso olvido que estaba pintando un mural. ¿Que qué haré? Ni idea. No le hice nada. A diferencia de las otras veces, él fue quien me trató con mala forma. ¿Así que porqué debería ser yo quien de él primer paso?
—Nada —contesto finalmente volviendo a lo anterior.
—¿Nada? ¿Lo dejarás así? ¿No te gustaría que las cosas se arreglaran? —indaga el aspirante a detective.
—Claro que sí. Pero no depende de mí. Yo no fui la que se puso de atravesada.
—No. En eso te doy la razón —articula mientras se recuesta contra la pared y me ve de lado—. Pero dime, ¿cuántas veces has tenido una actitud similar con él? ¿Cuántas veces les has tratado mal?
—Jamas utilicé nada de su vida personal en su contra.
—Eso no fue lo que te pregunté —replica.
—Supongo que muchas —confieso.
—¿Y que hizo él? —prosigue.
—Siguió ahí —reconozco bajando la mano que sostenía el pincel—. ¿Crees que debería hablar con él?
—¿Lo crees tú? —sondea acercándose.
—Tal vez, sí —declaro y aprovecho su cercanía para embarrar su mejilla con pintura.
Mi acción le toma por sorpresa y procede a llevarse una mano a donde recién le había embarrado.
—Aysha —me llama comenzando a quitárselo frenéticamente—. Arde.
—Espera qué... —salto alarmada a revisarle— Quédate quiero, deja que te mire.
—Arde un montón —anuncia y en el mismo momento en que llevo mis manos a su rostro para analizarlo el aprovecha para deslizar sus dedos por la paleta de mezcla y pasarlos por mi cara antes de comenzar a reír.
—Te voy a matar —aseguro entre dientes.
—¡Eh! Estamos a mano —le miro con fingido enfado y volteo nuevamente hacia la pared para seguir retocado el dibujo—. Lo siento, pero tenía que cobrármelo.
—No es gracioso —refunfuño sin mirarle, no obstante lo veo moverse de su lugar y lo próximo que siento es sus brazos rodeado mi cuerpo en un abrazo por la espalda.
—Lo siento —susurra en mi oído—. No lo volveré a hacer.
—Más te vale.
Luego de media hora ya había acabado con mi mural, en el proceso había atraído a varias personas interesadas en ver que estaba haciendo, lo cual fue un tanto incómodo ya que estaba acostumbrada a pintar para mí, pero escuchar de soslayo valoraciones positivas me ayudó a continuarlo.
Lo que dibujé fue inspirado en la historia que me había contado Axiel. Es la Dama del Río, intentando rescatar a un niño mientras que manos hechas de algas la retenía en la profundidad.
Escuche atenta mientras lo terminaba como muchas personas sacaban su propias conclusiones e interpretaciones. Sin embargo me reservé para mí la mía. Axiel se acercó anonadado porque al parecer no tenía ni idea de que dibujara tan bien y luego de él vino el dueño del local quien es el que valoraría si le gustaba o si se taparía. Casi me desmayo esperando su reacción y sentí mucho alivio cuando expresó fascinación por él.
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En nuestra mente
Teen FictionApática, asocial y malhumorada son pocas de las cualidades que representa. Marcada por un trágico y difícil pasado ha distanciado a todo aquel que conocía. Pero todo esto cambiará cuando por cuestiones de la vida termine haciendo de niñera para la h...