Capítulo 39: El Peso de la Decisión

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Cada elección que hacemos es un eco que reverbera en los corredores de nuestra vida.

Cada paso hacia adelante es un acto de fe en lo desconocido.

Las decisiones son como caminos bifurcados; cada uno lleva a un destino diferente.

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La fiesta de Halloween ha llegado a su fin, y el aire fresco de la noche flota sobre el techo donde Axiel y yo nos encontramos, rodeados de estrellas que parpadean en un cielo despejado. Él está sentado, su perfil dibujándose contra la luz tenue de la luna, mientras yo me he acomodado en el suelo, con la cabeza reposando sobre sus piernas. La suavidad del momento me llena de una paz que no quiero que termine.

-Sabes, Aysha, recuerdo la primera vez que te vi -empieza a decir, con una sonrisa nostálgica. -Estaba en el aula, con los nervios de un examen. No podía concentrarme, y entonces llegaste, la chica nueva, con tu cabello rubio recogido en una coleta a plantarle cara al profe de historia. Tenías una mirada tan desafiante, que me sentí atraído por tu seguridad al hablar. Y después de tanto tiempo, después de todo lo que hemos vivido, te sigo encontrando igual de fascinante -continúa, con la voz llena de emoción.

-Quería hablarte -digo, con una sonrisa leve, mis palabras apenas se escuchan. -Pero me impuse el no acercarme a nadie. Me arrepiento de eso. Además, de que para mí eras el chico más guapo del aula. Bueno, aún lo eres.

-Yo recuerdo que te encontré irresistible -responde, acercándose un poco más a mí.

-A veces, me siento como si todo esto fuera un sueño -expreso, con una sonrisa melancólica. -Como si nos hubiéramos conocido en otro mundo, en otra vida.

-Pero no lo es -me asegura, tomando mi mano con la suya. -Todo esto es real. Cada momento que hemos vivido juntos, cada sonrisa, cada lágrima, cada conversación... Todo es real.

-Estoy agradecida por cada uno de esos momentos -digo, con una sonrisa que ilumina mi rostro. -Por todo lo que hemos pasado juntos. Por todo lo que hemos superado. Por todo lo que nos ha unido.

-Y yo también, Aysha -responde, pasando levemente su mano por mi frente. -Yo también estoy agradecido.

En ese instante, el mundo se congela. Los autos, Axiel, el aire, los árboles, las personas, el ruido, la música; todo se detiene, menos yo. Me encuentro en un universo suspendido, y mientras mi corazón late con fuerza, me doy cuenta de que nada puede moverse.

Me pongo en pie, pero no siento el familiar movimiento de mis piernas, o el peso de mi cuerpo. Al bajar la vista, veo que mi cuerpo permanece en el suelo, en la misma posición, como una muñeca abandonada. Mientras tanto, yo me encuentro de pie, frente a él, observándolo desde una extraña distancia, como si una fuerza invisible me hubiera separado de mi propia carne y hueso.

Giro hacia Axiel, permanece inmóvil, como una estatua. Comienzo a llamarlo, intentando moverlo, pero es totalmente inútil. De repente, una voz suave y resonante penetra el silencio, diciendo: "Es el momento. La elección. Debes hacer tu elección". La voz es familiar, el susurro resuena desde todas partes, como si estuviera en el aire que respiro.

Con una mezcla de temor y curiosidad, me pongo de pie, girando lentamente para buscar la fuente del sonido. Tras de mí, siento una presencia ominosa que me llena de inquietud. Me vuelvo rápidamente y me encuentro con una anciana. Su cabello es blanco y desaliñado, su figura demacrada, y sus ojos, grandes y negros, tienen una mirada que parece atravesar mi alma.

-¡Tú! -exclamo, reconociéndola al instante: es la anciana que se cruzó en mi camino el día de mi cita con Axiel.

-Ya es hora -responde con una voz que haría temblar al más valiente.

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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