Capítulo 15.

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Alicia.

Abro lentamente los ojos, sintiendo mi cabeza doler. ¿Cómo no me dolería, teniendo en cuenta lo de hace un rato? La comodidad que me da la cama, el peluche y la manta me hace querer dormir nuevamente. Los pensamientos de lo que pasó me impiden dormir, miro el ventanal. Todavía es de día, pero la luz del sol empieza a disminuir y el cielo se está tiñendo ligeramente de naranja.

Me levanto, dándome cuenta que no soy capaz de dormir nuevamente. Me pongo las pantuflas y froto mis ojos con mis puños cerrados.

Me dirijo al baño, hago mis necesidades, me peino un poco mirándome en el espejo y arreglo mi ropa.

Salgo de la habitación, decidida a buscar a Carlo o Aleksander.

Camino lentamente, primero los busco en la habitación de ellos, luego los busco en sus oficinas, luego los busco en todo el primer piso, para encontrarlos finalmente, en la cocina, sentados en la barra, besándose.

Las manos de gatito están apoyadas tiernamente en las mejillas de Carlo y sus ojos están cerrados, mientras que las manos de Carlo, están detrás del cuello de gatito. Asumo que los ojos de él están también cerrados, pero no puedo confirmarlo ya que está de espaldas.

Me quedo mirándolos durante unos cuantos segundos totalmente quieta, hasta que logro reaccionar y empezar a retroceder, para dejarlos tener privacidad.

Pero cuando estoy a punto de dar la vuelta, los ojos de gatito se abren lentamente, y su mirada clara se encuentra con la mía. Me quedo paralizada nuevamente, sintiendo mi rostro llenarse de calor, cuando veo que se separan y el rubio se voltea, mirándome también.

-L-lo siento... no quise interrumpir, ya me voy- digo lentamente, para darme la vuelta con la intención de empezar a caminar.

-Espera- dice Aleksander. Me obligo a darme la vuelta nuevamente, para encontrarme con su típica mirada seria- no interrumpes nada.

-Emm... Yo creo que sí- susurro, sintiéndome un estorbo. La incomodidad me invade, queriendo irme y que tengan privacidad sin que yo esté molestando.

-No pasa nada, chiquita, solo estábamos haciendo pasar el tiempo- me dice Carlo, dándome una sonrisa cálida. Nos quedamos mirando, y luego su expresión cambia a una preocupada, mis manos empiezan a retorcerse nerviosas, recordando cómo él y los demás me vieron hace un rato- ven aquí- dice, extendiendo sus brazos.

Me acerco lentamente hasta él, sin dejar de retorcer mis dedos. Cuando finalmente llego a su lado, dejo que me abrace, recostando ligeramente mi cabeza en su hombro. Miro a gatito, quien me da una sonrisa. Le devuelvo el abrazo con fuerza, sonriendo. Sintiéndome a salvo.

- ¿los demás ya se fueron? - pregunto en un susurro, a lo que Carlo asiente. No puedo evitar sentirme mal, pues yo fui la de la idea de que vinieran y no estuve con ellos en ningún momento.

-No te preocupes, volverán en unos días, tal vez el próximo sábado- me susurra Aleksander como si me hubiese leído la mente.

-Eso es en ocho días- susurro indignada, ellos sonríen.

-En ocho días podremos hacer muchas cosas los tres... como ver películas, jugar, ir a la piscina... ¡en las tres semanas que llevas aquí nunca hemos ido a la piscina, tenemos que aprovechar el verano! – dice Carlo ahora emocionado, a lo que yo asiento con una sonrisa sin querer terminar con el abrazo. Suspiro, haciéndome consciente de todo el tiempo que llevo aquí, y lo extrañamente bien que me siento, aunque, no puedo evitar preguntarme cómo estarán mis padres y Max.

Le hago una seña a Aleksander, queriendo que también se una al abrazo, él se acerca dudoso y nos abraza a los dos. Dándome un beso en la frente y uno en los labios a su esposo.

Soy feliz, si estoy con ustedes (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora