Capítulo 29.

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Aleksander.

Después de que Ali se quedara dormida en mis brazos Carlo y yo nos dirigimos a nuestra habitación, él se encargó de destender la cama para después dejarme acomodar a Ali en la mitad de esta misma.

Lo siguiente fue cambiarnos la ropa y acomodarnos a cada lado de nuestra niña después de darnos un beso de buenas noches. Carlo fue a la cocina diciendo que olvidó algo, para luego volver con un chupete a juego con el biberón que tenía Ali y posteriormente lo pone en su boquita, ella no pone protesta.

Aun no puedo creer que ya sea nuestra.

Mi despertar fue hermoso, lo primero que vieron mis ojos fue el precioso rostro de mi niña aún adornado con su chupete, pero, no me pasa desapercibido lo pálida que se encuentra y lo irregular de su respiración. Acerco mi mano para acariciar su mejilla, frunzo el ceño al sentir lo caliente que está.

Busco a Carlo con la mirada, pero no está.

¿Será mejor despertarla?

Como si lo hubiese llamado con la mente, aparece por la puerta del baño, cubierto solo por una toalla y con el cabello mojado.

-Buenos días, cariño- dice dirigiéndome una de esas sonrisas que tanto amo.

-Buenos días, amor- murmuro, más concentrado en Alicia que en otra cosa.

- ¿Por qué esa cara seria? - pregunta quitándose la toalla y empezando a vestirse- te acabas de levantar y ya parece que quieres matar a alguien.

-Es Ali, está muy pálida, creo que tiene fiebre y... no está respirando bien, tiene sibilancias.

- ¿Crees que se haya enfermado por lo de ayer? -asiento- esperemos a que se despierte y nos diga qué siente, para saber qué hacer, sabes que tiene asma, lo de las sibilancias y el respirar mal es algo normal- dice, terminando de vestirse. Asiento nuevamente, incorporándome.

Carlo se acerca con una sonrisa y deja un corto beso en mi boca. Inconforme, lo agarro del cuello de la camisa y le planto otro beso, esta vez más largo. Escuchamos una suave risa que nos hace voltear, viendo ahora a nuestra pequeña que nos mira divertida, con sus ojos entrecerrados.

- ¿De qué te ríes tú, pequeña dormilona? - pregunta Carlo empezando a hacerle cosquillas a la niña. Ella empieza a reír y el chupete se cae de su boca.

- ¡Paraaa! ¡No me hagas reír, que me duele! - inmediatamente, Carlo para.

- ¿Qué pasa, chiquita? - pregunta ahora preocupado.

-No me siento bien- dice ella formando un adorable puchero con sus labios.

Sonrío embobado.

¿Qué me pasa?

- ¿Qué sientes?

-Me duele la garganta... y un poco la cabeza- susurra, para después empezar a toser- me cuesta mucho respirar, es como si... un elefante me estuviese aplastando.

-El inhalador, con eso te sentirás mejor- le digo yo, ella niega- ¿Cómo que no?

-Cuando me da esto el inhalador... siempre me ha... empeorado más... me acelera mucho el corazón... y me siento peor- murmura, tomando varias pausas mientras habla para poder tomar aire.

- ¿Y qué hacías cuando te daba? No podemos simplemente no hacer nada.

-Nada, mis padres nunca... me compraban medicinas, así que solo descansaba y... en unos días se me pasaba- por supuesto que no podemos descuidarla y dejarla así, cuando en muchas ocasiones las crisis asmáticas pueden ser gravemente peligrosas.

Soy feliz, si estoy con ustedes (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora