Carlo.
En el transcurso del camino, veo por el retrovisor como mi niña se la pasa mirando alegremente por la ventana del auto, viendo pasar los árboles y la sola carretera.
Parece como si le gustara viajar, casi ni se notan las secuelas que puede dejar un accidente como el que sufrió ella hace años.
Mi esposo voltea a verla con una sonrisa desde el asiento del copiloto.
Las ganas de mirarla no tardan en llegar, así que antes de verificar que la carretera es recta y no hay ningún obstáculo, decido voltear a darle un vistazo.
- ¡Mira al frente! - grita ella aterrada cuando me ve.
Pensando en que hay algún otro auto o animal que no vi antes, volteo nuevamente mi mirada hacia el camino, asustado.
Pero no hay nada. Ningún auto, ningún animal, ningún obstáculo, solo la carretera recta y nosotros.
Nos quedamos pocos minutos en completo silencio, hasta que siento mi cuerpo y el de Aleksander tensarse por completo.
- ¿Qué mier...? – susurro al ver a unos metros un retén de policías. Uno de ellos, al ver el auto acercarse muestra una señal de stop. Alec reacciona rápidamente, sacando una pistola de la guantera.
Me preparo para lo que pueda pasar, en estas situaciones, todo es posible. Desde una balacera, hasta lograr intimidarlos o sobornarlos y que nos dejen ir. En caso de que pase la primera situación, lo único que logra preocuparme verdaderamente es mi pequeña, y como pueda reaccionar o si podría salir herida.
Poco a poco, empiezo a reducir la velocidad hasta detenerme por completo, el policía se acerca al auto, haciéndome ver obligado a bajar la ventana. Siento la adrenalina empezar a correr por mis venas, mientras mis manos aprietan el volante con fuerza, haciendo que mis dedos se pongan blancos.
- ¿Papeles del auto? - murmura mirando algo en una libreta, para luego levantar la mirada hacia mis ojos y cambiar su expresión rápidamente a una de horror.
Su boca y ojos se abren a más no poder al verme, luego su mirada salta a la de Alec, ve el objeto que hay en su mano y traga, poniéndose más pálido que una pared.
Finalmente, su mirada recae en Alicia. Separa sus labios para decir algo, sin embargo, ninguna palabra sale de allí.
- ¿Aprecias tu vida? – pregunta Alec con una sonrisa y su hermosa y seductora voz. Al policía se le encharcan los ojos, mientras empieza a asentir frenéticamente.
-Entonces, nos dejarás pasar y olvidarás por completo que nos viste- murmuro, pasando mi lengua por el piercing de mi labio con una sonrisa.
Siempre que un policía me reconoce o que veo una cámara de seguridad antes de cometer algún acto, me encanta hacer eso.
Es una forma de burla. Los pone nerviosos, los hace sentir inferiores. Mis burlas los irrita... y eso me encanta.
-Haré lo que sea, pero por favor no me maten- dice en un susurro. Esto me hace soltar una ligera carcajada.
Vaya policía.
-Si no nos atacan, entonces nosotros tampoco atacamos.
- ¿Todo bien, Martin? – pregunta otro policía.
-Yo... s-sí, los caballeros... me están m-mostrando los documentos- balbucea él.
-Muy bien, Martin, ahora dinos, ¿qué hacen aquí? – pregunta Alec nuevamente.
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Soy feliz, si estoy con ustedes (en proceso)
RomanceAlicia es una niña de quince años, que toda su vida vivió bajo el maltrato psicológico y mental por parte de sus padres. Su cumpleaños, un día como cualquier otro, es secuestrada por dos de los jefes de una importante mafia. ¿Qué pasará, al darse...