Alicia.
Balanceo de forma impaciente mis pies, sin quitar mi mirada del reloj que solo logro ver a medias por estar en esta posición. Mis manos juegan con el peluche de Purin en mis manos, intentando distraerme.
Entierro la cara en el hombro de Carlo, soltando un gruñido. Nunca pensé que estar sentada en el regazo de alguien -o que alguien me cargara- fuera tan cómodo.
- ¿Desde cuándo te convertiste en un gatito gruñón? – me pregunta divertido. Salgo de mi escondite y sin pensarlo respondo.
-No, gatito gruñón es Aleksander, no yo- cuando termino de hablar es que me doy cuenta de lo que dije.
- ¿Cómo? – pregunta Gatito, quitando la vista de su móvil para posarla en mí. Me quedo sin palabras mirándolo con los labios apretados, sintiendo mi cara ponerse completamente roja.
Puta madre, se supone que ese era el apodo mental, ¡no debía salir de mi boca!
-No digas palabrotas- dice Aleksander serio.
-Pues, aunque sea el "apodo mental" ahora tengo curiosidad de saber cómo se lo pusiste- dice Carlo apenas Aleksander termina de hablar.
¡Mierda! Tenemos que aprender a no pensar en voz alta.
-Alicia, que no digas palabrotas, la próxima te ca...- repite, para callarse abruptamente a mitad de la frase, dejándome con la duda de qué iba a decir. Se aclara la garganta, poniéndose un poco nervioso- solo... no digas palabrotas. Levanto una ceja.
Intercambia miradas significativas con su esposo, que me estresa no poder entender, frustrada por estar diciendo accidentalmente cosas en voz alta, decido enterrar nuevamente la cabeza en el hombro del rubio.
-Lo siento- susurro lo suficientemente alto como para que los dos escuchen.
-No pasa nada, Chiquita, solo no lo vuelvas a hacer, ¿Vale?
-Vale
- ¿Ahora nos vas a decir cómo es que le pusiste ese apodo a mi esposo? – pregunta Carlo, cambiando de tema. Empiezo a rezar mentalmente para que la visita llegue y me salve de esta incomodidad.
-B-bueno... es que... me recuerda a Sullivan- murmuro sintiendo la mirada de gatito quemarme la espalda.
- ¿El de Monsters inc? – asiento lentamente, haciendo que los dos rían- pues me parece muy creativo, de hecho, tienen cierto parecido... solo que Sullivan no es tan gruñón- me dice, ganándose una mala mirada de su esposo.
-Sigo aquí, ¿Eh? – murmura Aleksander, haciendo que Carlo y yo riamos. El timbre de la casa suena, haciendo que paremos de reír, la emoción de volver a ver a mis amigas me invade, pero me siento tan cómoda aquí, que no me muevo.
- ¿Ya no estás emocionada por la llegada de tus amigas? – me pregunta el rubio, como si leyera mis pensamientos.
-Sí lo estoy, pero es que...- me quedo callada y me aclaro la garganta- ¿Y si mejor vamos los dos... y tu me llevas?
-Eso quiere decir que estás cómoda.
-Mhmm- murmuro, recostándome en su hombro, mirando de reojo a gatito. Siento como se levanta conmigo en brazos y para no caer, rodeo su abdomen con mis piernas. Viendo como nos acercamos cada vez más a la puerta y a la vez sintiendo como mis nervios empiezan a crecer. No, más bien la pena, por que me vean así... Pero, ¿Qué importa?
Una vez Carlo estuvo a punto de abrir la puerta, sentí ponerme roja y decidí mejor removerme para que me baje.
Una vez la puerta se abre, la primera persona con la que tengo contacto visual es Alanna, quien me sonríe enormemente. Mi mirada pasa a Ariana, luego a Nikolai y finalmente a Jeff, a este ultimo no lo miro mucho.
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Soy feliz, si estoy con ustedes (en proceso)
RomansaAlicia es una niña de quince años, que toda su vida vivió bajo el maltrato psicológico y mental por parte de sus padres. Su cumpleaños, un día como cualquier otro, es secuestrada por dos de los jefes de una importante mafia. ¿Qué pasará, al darse...