Misterio

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POV: Lando

¿Qué había hecho?

Ahora me sentía tan estúpido.

No había pasado mucho tiempo antes de arrepentirme de mi decisión.

Quería hacerlo al principio, quería desquitarme, estaba muy enojado por el engaño de Max, ¿cómo pudo esconderme algo así, si no había sido la gran cosa? En serio la sed de venganza no me abandonaba, quería provocarle lo mínimo que me había hecho sentir, por eso es que cuando Charles y yo llegamos a su mansión después del Faoiltama, no nos controlamos y ambos nos besamos y toqueteamos, pero aquello estuvo lejos de hacer el amor, eso fue odio, puro y sencillo odio, la furia exhalaba de ambos cuerpos como veneno, la ternura en las caricias en realidad eran arañazos dolorosos, no me sentí en ningún momento satisfecho o tranquilo.

Cuando amanecí él ya no estaba y ahí fue cuando me di cuenta de lo que había hecho, empecé a hiperventilar por el grado de mis acciones, quería correr y gritar, pero no lo hice, me quedé dentro del cuarto esperando calmarme aunque fuera un poco. Por fortuna mi madre había llegado a consolarme un poco, mientras mi padre y los Vasseur solo se preocupaban por la organización de la ceremonia del Ingolf que se daría entre los dos clanes, y de Charles no supe nada hasta la noche.

Aunque traté de no hacerlo, admito que me puse a buscar a Max con la mirada, pero él no estaba ahí, solo logré ver a su familia, la cual me volteaba la mirada o me veían con tristeza; había algo dentro de mi que no me permitía disfrutar este momento, ni siquiera el ardor del grabado glorioso de la runa Yr sobre mi piel logró hacerme pensar en otra cosa que no fuera Max.

En este momento Charles dormía junto a mi después de haber tenido otra vez sexo, según él teníamos que consumar lo de la ceremonia, yo solo acepté porque lo que más quería era dejar de pensar en Max, pero no funcionó. Justo ahora mis lágrimas no paraban de salir en silencio, no podía soportarlo más, debía ir a hablar con él.

Me vestí y salí cuidadosamente del cuarto, esperando que Charles no despertará y me fui caminando hasta la casa de Max, recordaba el camino al derecho y al revés. 

Al llegar toqué la puerta ligeramente, pero como no contestó toqué más alto hasta dar fuertes golpes, pero no había respuesta. Desconcertado tomé el picaporte y abrí la puerta, lo cual me sorprendió, él nunca la dejaba sin llave.

Al entrar encendí las luces y mi alma casi sale de mi cuerpo al notar que no había casi nada ahí, solo estaba la cocina y los electrodomésticos, parecía una de esas casas de exhibición, los muebles, sus libros, sus discos, todo se había ido. Excepto una cosa que se encontraba en la superficie de la isla de su cocina, una fotografía de él y yo juntos, él la había tomado en nuestro viaje a la playa, en el cual terminé castigado una semana porque mi padre había considerado que llevarme de viaje sin su permiso había sido una falta de respeto hacia nuestra familia y hacia mi integridad.

¿Qué sucedió aquí?

La desesperación pudo más conmigo y salí apresurado a la casa de sus padre, estaba seguro de que ellos sabían algo.

Con ellos no tuve consideración y empecé a tocar la puerta y a gritar que me abrieran, en un minuto salió la mamá de Max molesta.

-¿Qué mierda haces tú aquí? ¡¿No te bastó con romperle el corazón a mi hijo?! PUTA RAMERA ASQUEROSA -pensé que iba a atacarme pero el señor Verstappen la controló y la obligo a volver a entrar a su casa-

-Yo me encargo de esto, por favor, vuelve a la cama Sophie.

-Dile a ese imbécil que se joda y que se vaya al averno -grito desde atrás la señora Verstappen-

Instinto primario (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora