Enfréntalo

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POV: Jos

Se sentía extraño contarle a mi propio hijo una de mis mayores desgracias, pero lo haría si esto le ayudaba a recuperar su vida como estaba antes de el desastre que causó nuestro líder desgraciado. Él no tenía porqué pasar por esta agonía.

-Yo conocí a tu madre cuando eramos cachorros, ella había venido a esta manada de vacaciones con sus padres, nos dimos cuenta que éramos destinados y al poco tiempo regresó a su verdadero clan, fue algo efímero. Ya sabía quién era mi destinada y en dónde se encontraba es todo lo que un licántropo puede pedir cuando piensa en su mate.

Conecté los cables del reproductor de VHS a la televisión mientras hablaba.

-Yo era la envidia de mis amigos y no sabes la inmensidad de corazones rotos que dejé en el camino. Cuando fui creciendo mi único objetivo era conseguir un trabajo, ir a buscar a tu madre y vivir juntos. La verdad era un joven perdido que no tenía la menor idea de qué iba a ser de su vida, realmente yo era pésimo en muchas cosas, no era el alfa que ahora conoces, así que tu abuelo decidió inscribirme en el programa para ser guardia oficial, decía que ya era tiempo de que saliera del nido y que ya llegaría el momento de hallar mi pasión.

Encendí el aparato e introduje el VHS con el vídeo más valioso que tenía.

-El punto es que ser guardia oficial era simple, por así decirlo, ciertos días tenía entrenamientos que me dejaban en el suelo de cansado y los demás  días me ponían a vigilar alguna frontera, era rotativo, cada quién tenía su perímetro del cual encargarse. Los días que me tocaba vigilar eran extremadamente aburridos, no pasaba absolutamente nada, y como en ese tiempo tu abuelo me regaló una de esas nuevas cámaras para mi cumpleaños, la usé para distraerme.

Después de unos segundos se reprodujo el vídeo de un bello lobo color castaño paseando cerca de la frontera, en un momento él vio directamente a mi cámara antes de correr a las profundidades del bosque. 

-¿Quién es? -Max preguntó-

-Es Antonio Pérez -él volteó a mirarme perplejo- Antonio era la cosa más bella que había visto nunca y aunque estuviera demasiado lejos, podía llegar a sentir un poco su aroma, ámbar cremoso, una completa exquisitez para mi. Sólo con verlo y olerlo tenía claras algunas cosas: que era un omega, que evidentemente no era mi destinado y que activo algo dentro de mí que no comprendía. Algo nuevo y emocionante, quedé tan obsesionado con él las siguientes semanas sus ojos, su pelaje y su postura, era tan majestuoso, no sabes cuantas veces vi este vídeo, lo repetía una y otra y otra vez, no me cansaba, de hecho sentía que no tenía suficiente de él, intenté buscarlo, pero no fue inútil... para esto debes saber que yo tenía un amigo de otra manada con una familia de poder.

-¿Hijo de Ingolf? -asentí-

-Así es, Zak Norris -a Max casi se le salen los ojos de la impresión-

-¿Por qué no me lo dijiste antes?

-Lo detestó y él me detesta a mi, no me gusta mencionar el hecho de que fui amigo de ese imbécil. En fin, él y yo nos conocimos en la adolescencia, fuimos un desastre juntos, no sabes en cuantos problemas nos metimos por hacer bromas o escaparnos. En aquel momento él se estaba preparando para ser líder, su padre ya casi no lo dejaba salir para nada, decía que ya había desaprovechado demasiado tiempo en travesuras y que debía empezar a tomarse en serio ser Ingolf si quería tomar el cargo, así que ya casi no nos veíamos tanto. Pero dentro de esas veces que nos juntábamos, Zak me contó que sus padres querían asociarse con el clan Accalia, una de las manadas más poderosas en esos momentos y la manera en que querían hacerlo era uniéndolo al único hijo del matrimonio Pérez. Zak estaba en contra al principio hasta que se lo presentaron. No paraba de hablar de lo lindo, inteligente y dulce que era Antonio...

Instinto primario (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora