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Jungkook pareció mejorar su humor una vez que tuvo las espadas de damasco en sus manos. Horas antes, después de pasar un agradable rato con Taehyung y de visitar al herrero, su cumpleaños parecía darle un augurio de buena suerte. Incluso Yoongi se portó optimista al momento de retirar el ancla y poner el barco en marcha, de nuevo hacia el mar azul cristalino de Clarion.

 "¿Entonces no sabes cómo usarla?" preguntó incrédulo, abriendo la boca en sorpresa cuando el príncipe Jimin negó con su cabeza con pena. "Uh, se supone que los príncipes somos entrenados para eso, ¿tú no...?"

Cuando Jungkook dejó la pregunta al aire, Jimin resopló, con el sonrojo notable en sus mejillas.

 "Es esa una de las razones por las que mi padre no me tiene precisamente como su hijo favorito, aunque sea el único" explicó, riéndose por su broma. "Soy más de leer o de pintar, supongo que soy un punto débil en este equipo"

 "Para nada" interrumpió Taehyung. Caminó sonriente por la cubierta, deteniéndose a un lado de la proa, al lado de ambos príncipes. "Yo tampoco sabía nada de espadas hasta que su alteza me enseñó. Es bueno aunque tienes que tener cuidado de que no te tire por la borda"

Jimin rió en respuesta, no percatándose de la mueca que tenía Jungkook, una señal de que el chiste no le había parecido gracioso. 

Y a Taehyung como siempre, le encantaba retar la paciencia del joven príncipe.

 "¿No deberías estar cuidando los alrededores? Los huldras pueden estar siguiéndonos, no te traje para que seas comediante"

 "Tu personalidad es encantadora" ironizó Taehyung. Jungkook no dejaba de mirarlo, a él y a su bolso extraño, que desde que habían dejado Brigit, colgaba de su espalda. "Iré con Yoongi y Hobi, ¡Quieren enseñarme los mapas! No habíamos platicado de esto pero quiero ser el capitán de la tripulación"

 "No serás capitán de nada. Vete" dijo Jungkook, conteniendo la sonrisa que quería formarse en su rostro.  

Taehyung asintió a la orden, y tras un ligero movimiento de mano como despedida, se fue de ahí. Jimin agradeció internamente el gesto, pues no era un tonto, era claro que ambos chicos tenían algo, y como su instinto curioso se lo suplicaba, naturalmente cuestionó.

 "¿Tae y tú...?"

Jungkook apartó su vista de Taehyung a lo lejos, como cuando atrapas a alguien haciendo una travesura.

 "¿Están cortejándose?" dijo Jimin, no atreviéndose a encarar al príncipe y concentrándose en el brillo de su espada.

 Entonces, Jungkook tragó saliva.

 "No..." respondió en un inicio. "No lo sé"

 Uno de los nenúfares de la corona que adornaba su cabeza tambaleó y sus ojos azules brillaron. Y en un intento de no parecer ansioso o emocionado, Jungkook prefirió recargarse en el balcón que protegía la proa, mirando el paisaje. Jimin en cambio, alzó ambas cejas.

 "No quería incomodarte en lo absoluto, sólo... fue imposible no notar cómo todo el ambiente se vuelve rosa cuando ustedes están juntos"

 "¿Rosa?" dijo Jungkook, acompañado de una risa.

 "¡Lo es! Es del color del atardecer, o como quieras verlo, pero me doy a entender" comentó Jimin, no queriendo sumar más a su sensación de vergüenza. Suspiró. "No me incumbe, olvídalo"

"No, no, creo que me haría bien hablar con alguien de esto" musitó Jungkook, dejando la espada recargada en el suelo del barco. Luego, se retiró su corona y empezó a jugar con los ornamentos que la componían. "Taehyung me gusta y yo a él pero... no es tan fácil. Él no lo sabe pero me da curiosidad su origen, su pasado, todo, y tengo que contener mi curiosidad para no ser irrespetuoso. Porque si él quisiera contarme algo, lo haría ¿no?"

EL PRÍNCIPE DE ONDINA ● taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora