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No tardaron mucho para finalmente tentar tierra firme, si es que a esa cueva subterránea se le pudiera nombrar tierra.

Taehyung se logró hartar a sí mismo cuando se vio impresionado con lo etéreo del lugar, tratándose de una cueva azulada casi transparente inundada del eco de las cascadas que alrededor se encontraban. Entendía por qué Jungkook había elegido dicho sitio como escondite. 

Y hablando del príncipe, cuando Taehyung terminó su inspección de las cascadas Helmi, no despegó su atención de la imagen de este. Jungkook simplemente se encontraba sentado sobre una especie de roca conservando su camisa medio abierta y mojada, riendo mientras las sirenas lo peinaban formándole pequeñas trenzas entrelazadas con diminutos caracoles marinos. Las hebras del cabello del príncipe se veían como el océano, azul y destellante al igual que sus ojos.

Kim Taehyung solo podía suspirar. 

"¿Tae?" llamó el príncipe Jimin, agitando una mano en frente del rostro del otro para llamar su atención. "¿Taehyung? Yoongi dijo que debíamos de ayudarle con la comida"

Entonces el chico reaccionó.

"¿Eh? ¡Oh sí, claro! Lo siento, estaba... pensando"

"Sí claro, pensando en tu príncipe pez" interrumpió Yoongi como de costumbre con un tono malhumorado. "¿Qué no ustedes se habían peleado o algo por el estilo? Fue incómodo"

Taehyung apretó sus labios con pena, asintiendo no muy seguro.

"Jungkook debería dejar de ser tan exagerado, digo, siempre lo fue pero ya tiene veinte años" opinó Yoongi al tiempo que apilaba montones de palitos de madera que Jimin había conseguido de quien sabe dónde. "Y por tu cara de perrito regañado, parece que molestarlo con ese comentario no fue tu intención"

Hoseok negó con la cabeza haciendo al príncipe Jimin reír, finalmente acercándose hacia el menor de los tres para rodear uno de sus brazos amistosamente.

"Sí pero sabemos que su amor es el heredero Jeon, el cual ha permanecido encerrado sin un aprendizaje real del comportamiento social. Está tan perdido como Tae, ¿cierto?" inquirió Hoseok con voz comprensiva.

Taehyung asintió repetidas veces, mirando de soslayo a la causa de sus problemas existenciales carcajearse por los chapoteos de las sirenas. ¿Cómo es que su relación debía avanzar? Tenía demasiadas responsabilidades encima en ese instante—las cuales involucraban aterradores monstruos—, su pasado aún tenía cabos sueltos que no pensaba dejar pasar, la posible coronación de Jungkook y-

Y no podía asegurar que saldría vivo a lo que fuera que se avecinara.

Por lo que, con una expresión cansada, Taehyung se encogió de hombros.

"No interesa de todos modos, es algo tonto. Se arreglará y si no, tenemos cosas importantes en las cuales concentrarnos."

Jimin se abstuvo de opinar, pues aunque el chico de cabellos rizados alocados le caía muy bien, no estaba convencido de que un consejo suyo fuera de ayuda. Y también quizás por miedo a hablar de más.

Hoseok cambió el tema y Yoongi se quedó callado el resto del tiempo, con un debate mental sobre finalmente contarle a Taehyung sobre su padre, historias que jamás había oído y demás... pero decidió que tal vez sería en otro momento.


...


Al otro lado del charco, o más bien de la pequeña laguna central que separaba la cueva, Jungkook se notó concentrado en su reflejo con una media sonrisa en el rostro. Las sirenas siempre hacían un espléndido trabajo cuando de peinarle el cabello se trataba. Hacia mucho no se había hecho trenzas y su emoción por presumirlas era algo que le calentaba el pecho ante la sensación de sentirse atractivo, quería llevarlas el resto de su travesía

EL PRÍNCIPE DE ONDINA ● taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora