Hoy es noche buena y como no tengo trabajo en el estudio y el bar si estará abierto me ofrecí a ayudar. No pensé que un 24 de diciembre el bar estuviera tan abarrotado. No he visto a Erskin durante todo el día. Temo que haya desaparecido otra vez.
–¿Crees que puedas cubrirme en la barra? Tengo algo que hacer.
Gia luce un poco nerviosa e impaciente, intuyo que ha pasado algo, pero no hay tiempo para estar preguntando, hay demasiada gente que atender. Asiento y corro a la barra.
Me hago cargo del bar yo sola durante horas y cuando por fin este se vacía ya me encuentro muy hambrienta y exhausta. Limpio y dejo todo en orden para entonces cerrar.
Subo las escaleras con vagancia, solamente quiero llegar y comer un sándwich para luego ir a la cama, pero al abrir la puerta me fascino al ver todo muy bien decorado; hay un enorme árbol navideño junto al sillón. Luce magnífico.
Veo a Erskin arreglando la mesa.
–¿Qué sucede aquí?
Él y Esteban, quien se encuentra sentado en el sillón viendo TV, me voltean a ver sorprendidos.
–¡Has llegado! –Gia se deja ver desde la cocina y le sonrío. Estoy totalmente anonadada.
–Pero, ¿Qué han hecho?
Erskin camina lentamente hacia mí y me toma de las manos.
–Es mi forma de disculparme por lo que sucedió –está muy nervioso, puedo sentir como sus manos tiemblan.
–No tenías por qué hacerlo –coloco mi mano sobre su mejilla y la acaricio–. No estoy molesta, de ninguna manera.
–Debía hacerlo.
Lo beso y lo abrazo con efusión
–¡Gracias! Es lo más grande que alguien ha hecho por mí.
–¡Anda a cambiarte! –asiento y paso a su lado.
Siento que me da una nalgada y doy un pequeño brinco por la impresión, volteo a verlo y me guiña un ojo. Camino hasta mi habitación y al entrar me encuentro sobre la cama con un pijama de pantalón rojo de cuadros y suéter gris con estampado de alce y mangas a juego con el pantalón. Sonrío al ver la broma y me lo coloco emocionada.
–¿Quién ha escogido esto? –Salgo y me quedo callada al ver que todos llevan puestos pijamas iguales y me rio a carcajadas.
Gia apunta a Esteban y sonríe.
–¡No puede ser! –Lo señalo–. ¡Tú eres genial! –Me abre los brazos y corro a abrazarlo. Miro a Gia y a Erskin con mucha ilusión.
–¡Esta será la mejor navidad de tu vida! –exclama Gia.
Recuerdo mis últimas navidades junto a mi madre y sus amigos; nos sentábamos en la mesa solo a escucharla, alardear sobre todo lo que obtenía a cuestas mías.
Rápidamente, Gia nos pide que tomemos asiento en la mesa que ya se encuentra preparada, corre hacia el horno y regresa con el pavo. Me siento como una pequeña niña que espera por abrir sus obsequios bajo el árbol; llena de alegría e inquietud, miro hacia el gigantesco árbol en donde se encuentran un par de regalos y recuerdo que no he tenido tiempo para ir de compras.
–Me siento muy apenada –cubro mi rostro–. Chicos, no tengo ningún obsequio para ustedes.
Ellos me ignoran y continúan como si nada hubiese pasado. Cenamos en armonía; observo a cada uno, sus rostros lucen llenos de dicha y me hallo en casa. No me había sentido de esta manera en años.
El afecto fraternal que siento por ellos es inigualable.
Erskin quien está sentado a mi lado, toma mi mano con sutileza y se acerca a mí.
–Esta noche dormirás conmigo, de acuerdo –ronronea y asiento.
Al acabar de cenar, Esteban decide que es hora de entregar los regalos y corre impaciente hacia el árbol como si fuera un niño; Gia, Erskin y yo caminamos con más placidez.
–Nena, de verdad, espero que te guste... –le entrega una pequeña caja dorada a Gia y esta se burla.
–Espero que no sea lo que estoy pensando, por favor.
Ella abre la caja y se sorprende al ver lo que hay dentro. Lo toma y nos muestra una llave de un Mercedes Benz muy emocionada. Esteban la abraza y besa su coronilla.
¡Por Dios! Los tipos de regalos que se hacen este trío son inasequibles para mí. Estoy tan emocionada y sorprendida. Gia le regala a Esteban una consola de Nintendo Switch, quien al verla salta de emoción y él la eleva en sus brazos, como si fuera la copa de la Champions League.
Me rio muy entusiasmada y veo que Erskin se agacha; y recoge una bolsa negra. Camina hacia mí y me empiezo a sentir nerviosa, su mano está extendida y no sé si tomar la bolsa o no.
–Nena... Para ti, con cariño.
La tomo y sonríe agradeciéndome por no haberlo rechazado. Se sienta en el respaldar del sillón mientras me observa.
Hay dos cajas dentro; tomo la pequeña y Gia me ayuda sosteniendo la bolsa negra. Desenvuelvo la caja y exclamo al ver que es un celular de última generación, mis ojos están por salir rodando por el suelo de la impresión.
–Erskin, esto no era necesario...
Él niega y Gia sonríe con satisfacción.
–Vamos, hay que ver qué es el otro –Ella luce emocionada, mucho más de lo que estoy yo para ser exactos.
Abre la bolsa e intercambio las cajas. Al abrir la más grande, definitivamente quedó en shock, es una tableta gráfica Wacom Mobile Studio Pro.
–Erskin... –me quejo.
–No digas nada –se pone de pie y se acerca a mí–. Dudé demasiado con este regalo, no sabía si comprarte una laptop o esto –toma mi rostro entre sus manos y me da un tierno beso que me roba el aliento–. Te dije que mi único deber es adorarte.
–¡Esto es desmesurado! –Lo miro apenada.
–Nena, mereces esto y mucho más.
¡He pasado la mejor navidad de mi vida! Brindamos, nos reímos y disfrutamos como una familia feliz.
Es momento de ir a dormir, por lo que Gia y Esteban toman mi habitación, y yo me quedó con Erskin.
–¡Ha sido la mejor noche de mi vida!
Me siento en la cama y lo observo mientras él hace lo mismo del otro lado y se quita las zapatillas.
–Todo sea para complacer a la mujer más especial de mi universo –su boca se curva mostrándome una sonrisa seductora.
Se acomoda y palmea a su lado para que me acueste.
–Pienso que estás exagerando ¡Es absurda la suma de dinero que has gastado! No era necesario...
–Yo estoy de rodillas a tus pies mujer. Me tienes completamente a tu merced y esto que siento por ti es inagotable. Nena gastar dinero en ti para mí no es en lo absoluto absurdo.
Me abrazo a él y recuesto mi cabeza en su pecho deseando que este hermoso sueño no acabe nunca.
–Me gustas con todo el corazón Erskin –subo la mirada y lo capto observándome–. Es cómo vivir en un sueño –sonríe y besa mi frente–. Ustedes son el mejor regalo de navidad.
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Dulce Curva
RomantizmToda mi vida he vivido bajo la sombra de mi madre, siempre he tenido que hacer lo que ella quiere; mi vida se ha basado en complacer todos sus caprichos. El arte ha sido mi refugio, es en lo único que he podido decidir por mi cuenta.