Capítulo 1. Comenzar donde terminó (Editado)

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La luz plateada de la luna se filtraba a través del cristal de la puerta trasera, delineando una silueta alta al otro lado

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La luz plateada de la luna se filtraba a través del cristal de la puerta trasera, delineando una silueta alta al otro lado. Hasta los detalles más simples de aquella fría noche podían ser percibidos, como la caída de la llovizna y el silencio instalado en la sala principal. La puerta se abrió con un chirrido de por medio al tiempo que unas botas pisaban el tapete. Pasos pesados se escuchaban cada vez más cerca, dejando un rastro de gotas a su paso. De pronto, los pasos se detuvieron. Un relámpago rasgó el cielo, revelando en un fugaz destello el resplandor de un intenso azul eléctrico que reconocí a la perfección.

Entonces desperté.

Damon está al otro lado de la sala mientras yo lo contemplo, con las manos ensangrentadas y el pantalón roto, el rostro brillante bañado en lágrimas. Esa imagen se repite una y otra vez en mi cabeza desde lo sucedido, pero al final no es más que eso: un sueño. La realidad es que no lo he vuelto a ver desde...De hecho ni siquiera lo recuerdo.

Luego de la muerte de Ethan, poco tiempo después se fue de casa sin dar explicaciones, por lo que la gente comenzó a señalarlo como sospechoso, incluyéndome.

Lo poco que habíamos sabido de él es que fue a la universidad, gracias a que Elai asiste a la misma escuela, pero ninguno se dirige la palabra. Ahora era mi turno de enfrentarlo, algo que esperaba no hacer, puesto que en el pasado no fui muy amable con él, pero mamá insistió en que debía hacerlo. A fin de cuentas es mi hermano, uno con el que no hablo desde hace mucho, pero lo es.

—No hacía falta que condujeras cien kilómetros solo para ayudarme a empacar —mi voz expresó cansancio, mientras observaba a Elai meter la ropa a la valija.

—Claro que sí, no todos los días vas a la universidad. Mi hermanito finalmente se está convirtiendo en un hombre —Elai sonrió sinceramente, haciendo que blanqueara los ojos.

No quería que continuara tratándome como el hermano pequeño que no puede valerse por sí mismo. Elai y Damon siempre fueron inseparables, por lo que el repentino interés en mí me molestaba. Era evidente que Elai lo extrañaba, y su forma de consolarse era pasando tiempo conmigo.

—¿Y no tienes otra cosa que hacer? —levanté la señas, haciendo un movimiento alentador con la mano—. ¿Como entrenamiento o estudiar?

—Es fin de semana —estrechó los ojos.

Contuve un suspiro. Creo que en este punto ya no tiene caso discutirlo. Nos despedimos de mamá y papá, luego de jurar que íbamos a cuidarnos (papá nos obligó). Mi madre por el contrario...bueno, seguía siendo ella. La misma mujer seria y estoica que recuerdo desde niño.

Fue un largo trayecto en carretera a la universidad, la cual se ubicaba a las afueras de la ciudad, siendo esta la más concurrida por sus habitantes, puesto que era sencillo entrar, y no te alejaba demasiado de casa, aunque por mí, podrían ponerme a miles de kilómetros lejos de mi familia, y no me molestaría en lo absoluto.

A través del Cristal [Cristal#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora