Capítulo 6. Acercamiento

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Solía escuchar voces en mi cabeza, pero no eran más que mi subconsciente hablándome, la culpa, el resentimiento, el dolor

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Solía escuchar voces en mi cabeza, pero no eran más que mi subconsciente hablándome, la culpa, el resentimiento, el dolor. Eran mis propios demonios, alimentados por mis errores y las heridas que me inflingía una y otra vez. Mi forma de enfrentarlos siempre fue a través de peleas y sustancias que sólo empeoraban las cosas. En la escuela solía ser el chico problemático, el que los demás evitaban, como si temieran que mi oscuridad pudiera contagiarles. Mamá estaba convencida de que un internado era la solución, insistía en que allí recibiría una educación mejor, lejos de las demás personas, o más bien, lejos de ella. Papá, en cambio, decidió quedarse conmigo, llevándome a sesiones de terapia que nunca hicieron más que irritarme. Odiaba a mi terapeuta, odiaba sentirme atrapado entre cuatro paredes con una extraña que pretendía entenderme.

Esa mañana me desperté con esos pensamientos aun rondando en mi mente. Me bañé y me vestí, intentando disipar la niebla en mi cabeza. Mientras terminaba de abrocharme la camisa, algo me impulsó a llamar a Elai. Necesitaba escuchar su voz, sentir que estaba haciendo lo correcto al menos una vez.

—¿Bueno? —Elai arrastró las palabras como si acabara de despertarse.

—Hola, soy yo —me pasé una mano por el pelo, sintiendo una extraña incomodidad crecer en mi pecho—. Yo... solo quería disculparme por lo de ayer. No he valorado lo suficiente lo que has hecho por mí. Y... me di cuenta de que no lo hice con Damon. No quiero... que pase lo mismo contigo.

Él rio suavemente.

—¿Y que me convierta en un asesino sin sentimientos?

—Sí, exacto. No queremos eso.

—No te preocupes, no lo haré. Gracias por disculparte, hermanito.

—¿Te parece si te invito a comer algo en la tarde? —pregunté, tratando de suavizar la conversación.

—Uy, tengo entrenamiento con los chicos, pero podrías invitar a Jaden.

—Elai... —advertí, no queriendo entrar en ese tema.

—¿Qué? Solo digo. Él parece estar loquito por ti.

—Evidentemente está loco, pero no por mí —recalqué, tratando de mantener la conversación ligera.

—Bieeen —canturreó—, como digas. Solo no te arrepientas después si lo ves con novio.

Novio, claro.

—No, no lo haré.

Finalizamos la llamada, y en ese mismo instante Jaden salió del baño, secándose el pelo, con la piel al descubierto y salpicada con pequeñas gotas de agua.

—¿Había alguien en la habitación, o me pareció escuchar que hablabas? —preguntó, mirando simultáneamente a los lados.

—Era Elai —expliqué.

—¿Estuvo aquí?

—No. Lo llamé.

Una sonrisa traviesa se curvó en sus labios.

A través del Cristal [Cristal#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora