A través del Cristal [Cristal#2]

Capítulo 17. La importancia de pedir perdón

—A que no adivinas quién consiguió el nuevo volumen de Batman. En serio, un niño casi me lo gana, ¿puedes creerlo? —Jaden rio mientras cerraba la puerta la puerta—. Es increíble que la gente aún lea estas cosas, ¿décadas ya?

Me erguí, apretando las manos alrededor de mis piernas. No podía mirarlo ahora, no cuando sentía un nudo de emociones en mi garganta y sabía que solo él podría drenarlo.

—¿Damian? —su voz sonó cautelosa.

—Quédate... ahí —logré decir. Se detuvo, respetando mi distancia.

—Está bien —su tono no cambió, siempre tan calmado, como yo nunca había sido capaz de ser—. No me acercaré, pero sabes que estoy aquí si quieres hablar.

Esa tranquilidad solo alimentaba mi frustración. ¿Cómo podía estar tan sereno mientras yo hacía el esfuerzo por mantenerme a raya?

—¿Decidiste no contarme lo de Mikhail para "protegerme"? —susurré con dolor, sintiendo cómo esas palabras eran una daga en mi propio corazón.

—Eso...

Me levanté de golpe, incapaz de escuchar más.

—Porque te diré una cosa: soy muy bueno haciendo las cosas por mí mismo, así que si existe alguien que pueda protegerme, ese soy. ¿Porque sabes algo? No estuviste ahí cuando tuve que salvarme de mis propios demonios, cuando luché contra pensamientos que tú ni siquiera podrías imaginar.

Mi visión se nubló, y por un instante vi una versión más joven de él, su voz inocente de aquel entonces resonó en mi cabeza: "Te dije que podrías apoyarte en mí, pero prometiste que no me lastimarías."

Retrocedí un paso, dándome cuenta de mi agravio. Un suspiro escapó de mis labios.

«Si quería hablar con alguien sobre lo sucedido, él no era el indicado»

—Lo siento —susurré, con la voz apagada e incapaz de sostener la mirada—. No debí decir eso.

—Está bien —suavizó su expresión, alcanzando mi hombro—. No pretendo que el cambio sea inmediato..

—No, claro que no está bien —rechacé su respuesta, agitando la mano en el aire—. Deja de decir eso, es como si estuvieras esperando a que todo mejorara por sí solo cuando nunca lo hace.

Jaden dejó caer las cejas. En lugar de lucir molesto, parecía más desanimado por presenciar cómo me destruía a mí mismo.

—Sé que tu vida no es fácil —comenzó a decir—, pero están tus hermanos, tus padres... No es perfecto, pero tienes algo. A veces solo tú complicas todo.

—O más bien para ti es demasiado fácil... —murmuré. No era una mentira que la vida de Jaden siempre fue más armoniosa que la mía, pese a las complicaciones. Su madre tenía cáncer, y sí, no era la mejor de las suertes, pero había tenido un hermano que dedicó su vida a hacer de la suya lo mejor posible.