Capítulo 16. Estamos mejorando

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El credo se dedica a asesinar a otros asesinos; sicarios, psicópatas, y sociópatas, a quienes llaman la hermandad

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El credo se dedica a asesinar a otros asesinos; sicarios, psicópatas, y sociópatas, a quienes llaman la hermandad. Ethan había sido uno de ellos.

A los doce años, lo arrancaron de su vida, forzado a ser parte de esa maquinaria de muerte. Como muchos otros niños, fue torturado y moldeado hasta que se convirtió en uno de ellos. Años después, logró escapar. En ese entonces conoció a Damon, a quien rechazaba a causa de su pasado. Por un tiempo, Ethan creyó haber dejado atrás ese infierno, pero jamás logró liberarse completamente de esa vida, puesto que años después volvieron por él.

El Credo opera desde las sombras, protegiendo a los más débiles, pero son tan secretos que pocos conocen de su existencia. No responden a las leyes ni a los gobiernos, solo sirven a la humanidad eliminando las amenazas que otros no pueden ver. Para sus ojos, Ethan no era más que un asesino... uno que había escapado.

Incluso suena como una historia de ficción, y hasta hacía un momento, deseaba con tantas fuerzas saber la verdad, hasta que la escuché.

Damon hablaba con dificultad, eligiendo cuidadosamente sus palabras, como si intentara disculpar a Ethan, suavizar su imagen. La angustia en su rostro dejaba claro que todavía lo amaba. Pero, ¿cuánto tiempo puede uno seguir enamorado de un recuerdo?

Ahora entendía con mayor claridad la razón que llevó a Damon a escapar junto a él. Recuerdo cómo suplicó a nuestros padres que le dejaran ir con él. Al principio, no lo tomaron en serio; pensaban que solo era el capricho de un niño enamorado. Yo también lo creí. Me siento culpable por haberlo juzgado mal. Si me hubiera acercado más a Damon en lugar de alejarlo, tal vez habría entendido mejor su tormento.

La noche de la fuga, Ethan fue asesinado. Damon decía no saber quién fue el responsable. Lo más lógico era pensar que fue alguien del Credo, pero a pesar de esa incertidumbre, la verdad es que la venganza nunca fue el objetivo de Damon. Él se culpaba a sí mismo por no haber podido protegerlo. Intenté hacerle ver que no era su culpa, pero ¿qué podría decirle yo, alguien que carga con más culpa de la que puede soportar?

Damon continuó con la historia, deteniéndose en debido punto, pues prefería no entrar en detalles cuando las experiencias atroces se avecinaron. Dijo que era mejor que esos secretos murieran con Ethan. Y me hizo pensar en Ellie, en la imagen que tenía de su hermano, uno al que jamás conoció realmente, y jamás lo haría. Si antes pensé en protegerla de los secretos de Damon, quería hacer lo mismo con los de Ethan.

—Has estado muy callado desde que Damon vino, ¿todo bien?

Parpadeé, trayendo mi mente de vuelta al presente. Jaden me miraba con suma atención, la cabeza ladeada y el ceño ligeramente fruncido.

—Sí —aparté la mirada, poniendo mi atención en una arruga que se había formado en la cobija de la cama—. Es solo que es raro reconciliarme con él. Aun no me acostumbro.

Jaden sonrió, genuinamente feliz por mí, como si mi bienestar con Damon fuera un alivio. Sin embargo, mis pensamientos se desviaron hacia Angel y la confusa historia que Jaden me había contado sobre él.

A través del Cristal [Cristal#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora