Al día siguiente, aproximadamente a las seis de la mañana.
—Cat —me susurra una voz al oído—. Despierta.
—¿Mhm? —me restriego los ojos un poco desorientada.
—Venga, vamos —me agarra por la cintura y me ayuda a andar.
—¿Adónde vamos? —bostezo.
—Es una sorpresa —pone una de sus maravillosas y perfectas sonrisas.
¿Cómo hace para ser guapo incluso recién despertado?
Nos subimos en el mismo Ford Fiesta que ayer. Danilo y Ayres están dentro.
—Gracias por llevarnos —les agradece Bruno.
—No es nada, si chocamos es porque no he dormido casi nada —nos avisa Ayres.
—Espero por tu bien y el del coche que no lo hagas —le amenaza Danilo.
Comienza a conducir. Danilo empieza a roncar.
—¿Se puede saber a donde me lleváis? —les pregunto un poco más espabilada.
—Ya lo verás, te va a gustar —me asegura Bruno.
En la radio suena Marido e Mulher de Alfonso Dubraz.
Un rato después, el vehículo se detiene y salimos de él.
—Bueno, aquí os esperamos, no tardéis mucho —nos advierte Ayres. Después, fija su vista en Danilo. Tiene las ojeras muy marcadas—. Espabila, coño.
Nos alejamos de ellos.
—Estamos en el mirador Portas Do Sol —me informa.
Subimos a lo alto del mirador. Las vistas son preciosas. Los tejados anaranjados, las interminables vistas del océano vagando, todo esto es maravilloso.
Está amaneciendo. La luz del sol se asoma sobre el horizonte dando la bienvenida a un nuevo día. Nuevo día, nuevas oportunidades, nuevas cosas que hacer.
Y eso es lo bonito de la vida. No sabes que es lo que te deparará el mañana. Es como una caja llena de sorpresas. Aunque un día te vaya mal, vendrán diez días mejores.
Cada amanecer en tu vida es un nuevo capítulo que espera ser escrito.
La luz solar brilla espléndida. Es relajante ver el comienzo de un nuevo día, el amanecer. Y más si lo ves con la persona que quieres a tu lado.
Bruno me agarra la mano con fuerza. Apoyo mi cabeza en su hombro.
—Vaya, que romántico —mascullo entre dientes—. ¿Bruno Tucci siendo romántico? Que novedad.
—Calla, gato —me silencia poniendo su mano en mis labios. Le obedezco.
Me mira fijamente. Sonríe. Me vuelve a mirar con sus ojazos verdes.
—Tus ojos son muy bonitos, ¿sabes? —le elogio.
—No tanto como los tuyos.
Me aparta el pelo de la cara y me besa. Mi corazón se acelera.
Nos besamos mientras vemos el amanecer en Lisboa. Parece una escena típica de una película o un libro, ¿no?
Ese mismo día, horas después, en una plaza.
El día está nublado. Seguro que llueve. Se acerca una gran tormenta.
—Os echaremos de menos —nos confiesa Flavia.
—No te pongas cursi —se queja Danilo.
—Contigo no hablo —le lanza una mirada rabiosa.
¿Habrá pasado algo entre ellos? Están un poco raros.
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Enséñame a quererte
RomanceCat es una chica de 16 años. Sus padres están separados y, tiene que ir a vivir a Barcelona con su madre. Es muy duro para ella dejar atrás toda su vida. Cuando conoce a Bruno Tucci, un chico mujeriego, despreocupado y, sobre todo, atractivo, se en...