21. Verdades

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Una semana después, por la tarde.

He salido a dar una vuelta. Necesito reflexionar. Esta última semana me ha agotado. Me he sentido más sola que nunca.

Dafne se ha marchado de la ciudad. Sus padres estaban muy preocupados. Pero yo sé que ella está bien. Hablamos a diario por teléfono. Eso me tranquiliza. Está viviendo con su abuela de Irlanda. Me dijo que iba a quedarse allí hasta que se encontrase mejor.

Mía sigue destrozada, aunque no lo admite. Han cambiado muchas cosas en ella. Siempre está triste y nunca quiere salir de su casa. No es la misma persona que antes. Pero es entendible, le he apoyado lo máximo que he podido.

Miriam ha sido una de las dos personas que me han ayudado a no sentirme sola. Me he acercado mucho a ella esta última semana.

Luka ha sido la otra persona que me ha hecho compañía. Aunque, ahora mismo, no lo quiero ver ni pintado en un cuadro. Han habido ciertos rumores sobre una posible relación entre él y yo. De hecho, se lió bastante en la escuela justo por ese motivo...

Hace tres días, en el recreo del instituto.

Tengo algo que decirte.

—Dime.

—Cat, estos últimos días has despertado algo en mí. Creo que me gustas —me confiesa Luka.

—Luka... Ahora mismo no estoy para una relación amorosa. Lo siento.

—Sabía que dirías eso pero no perdía nada intentándolo.

—No me lo puedo creer. ¡Luka está enamorado de Cat! —grita Daniela informando a todos los estudiantes.

Los alumnos nos miran mientras cuchichean. Daniela me mira desafiante. ¡La odio!

—¿De qué hablan todos? ¿Por qué nos miran? —duda Luka nervioso.

—Te han escuchado, bueno, Daniela te ha escuchado y les ha dicho a todos que te gusto.

En ese momento, Bruno se acerca a nosotros furioso. Su rostro está rojo de la ira.

—¿A él sí que le quieres? —me cuestiona Bruno.

—No. Solo somos amigos, nada más.

—No lo parece.

—¿Cuál es tu problema —Luka le empuja—. Vosotros no sois nada. Además, ella nunca te ha querido ni le has importado.

Bruno se lanza a por él. Le da golpes en las piernas, brazos, estómago, cabeza. Pero, Luka se defiende y le tumba en el suelo mientras le atiza en el cráneo.

—¡Parad ya! —les ordeno asustada. Pero no sirve de nada ya que me ignoran.

Bruno logra levantarse y inmoviliza a Luka. Le aprieta el cuello, dejándole sin respiración.

—¡Bruno, suéltale! —pero él sigue sin hacerme caso.

Vienen varios profesores y logran separarlos. Los llevan al despacho del director.

Antes de marcharme a casa, tengo una conversación con Bruno.

—¿Puedo hablar contigo? —le pregunto algo nerviosa.

—Sí.

—Sabes que lo que ha dicho Luka no es verdad, ¿no?

—Tengo mis dudas —admite—. Pero tiene una razón en una cosa.

—¿En qué?

—Nunca me has querido ni te he importado. Tú misma me lo confesaste —su rostro se nubla.

Enséñame a quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora