6. Mal comienzo

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Ese día de abril, en el recreo del instituto.

¡Bruno, ven aquí! —le provoca una chica mientras le guiña un ojo.

El chico le hace caso y le da un beso apasionado. Lo que me faltaba por ver. Ahora mismo sí que echo de menos a Max.

—Esa es Daniela —me informa Dafne, señalando a la chica con la que se besa Bruno.

—Yo creo que Cat y Bruno harían buena pareja —exclama Mía de repente.

—Sí, pegáis mucho —admite Miriam.

—¿Qué? ¿Después de lo que ha contado Dafne me decís eso? —pregunto confundida—. ¿No decíais que va de flor en flor?

—Sí, pero a lo mejor tú le haces cambiar. Vuestros hijos serían preciosos —exclama Mía emocionada.

—¡¿Pero?! Ni siquiera he hablado con él y ya me estáis hablando de hijos. Y lo repito una vez más: ¡No me gusta! Además, tengo novio —grito enfadada.

¿Por qué se ha empeñado todo el mundo que a mí me gusta ese chico? Me estoy empezando a enfadar.

—Lo siento, Cat. Así somos aquí, emparejamos a todo el mundo. Nos gustan los cotilleos. Tranquila, ya paro —se disculpa Mía—. Así que... tienes novio, eh. Que calladito lo tenías. Cuéntanos cosas de él.

—Mmm... Bueno, se llama Max. Llevamos dos años juntos y... no sé qué decir.

—¡¿Dos años?! Pero si sois muy jóvenes. Empezasteis a salir con catorce, ¿no? —pregunta Dafne.

—Sí.

—Guau, ojalá yo durara tanto tiempo con un chico —comenta Dafne triste. Por lo que veo a ella es la que peor le va en el amor.

—No te preocupes, ya vendrá el indicado.

—Ojalá.

Me da un poco de pena Dafne. Parece la más inocente del grupo. Me recuerda a Paula, ella parece inocente pero los que la conocemos bien sabemos que eso es mentira.

¡Mierda! No les he avisado que había llegado a Barcelona. Joder, estarán esperando mi mensaje.

Saco el móvil del bolsillo y busco el chat. Mis nuevas amigas me miran desconcertadas.

—Mmm... Cat, sabes que no se puede usar el móvil, ¿no? —duda Dafne.

—Ya, solo será un segundo.

—Date prisa, ahí al fondo está Armando, el de mates y Trinidad, la de biología —exclama Miriam.

Rápidamente, le mando un mensaje a mi padre diciendo que he llegado bien y que no le había avisado antes porque se me había olvidado. Hago lo mismo con Paula y Sofía.

También, le escribo un mensaje a Max. Tengo varias llamadas perdidas y muchos mensajes de él preguntando si estoy bien. Pobrecito.

Max, lo siento por no haberte escrito antes. He estado muy ocupada. Estoy bien. No te preocupes y perdón una vez más por no haberte avisado antes. Te quiero, Cat.

Listo. Uf, menos mal que me he acordado. Como dice mi padre, no pierdo la cabeza porque la tengo encima.

—¡Cat, corre guarda el móvil! Te han visto —exclama Dafne.

Es cierto, Armando viene hacia aquí con cara de pocos amigos y yo tengo el móvil en la mano. Mierda.

—Joder. Lo que me faltaba, que me quiten el móvil en mi primer día de clase.

Armando está a pocos metros de mí. Cada paso que da suena un gran pisotón. Todos los alumnos le tienen miedo a ese profesor tan estricto.

—¡Catalina Fraga! —grita con esa voz tan imponente.

Enséñame a quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora