38. Tatuajes

139 8 0
                                    

Ese mismo día, dentro del local.

El tatuador nos enseña a cada uno ideas para tatuarnos.

—¿Pero queréis tatuaros lo mismo o cada uno una cosa diferente?

—Lo mismo.

Seguimos mirando los diseños. Un lobo, varios pájaros, una rosa, una amapola, otras flores las cuales no me sé sus nombres. Todos son muy bonitos pero no nos terminan de convencer.

—¿Y si nos tatuamos cada uno un lobo gigante en el hombro? —Xavier sonríe entusiasmado.

—La idea es que no nos pillen, listillo —Miriam rechaza su idea descabellada. Él le mira con cara de pocos amigos.

Mis ojos se iluminan. Es un tatuaje minimalista muy bonito.

—¿Qué os parece este? —señalo un diseño del cuadernillo.

Se puede ver un trébol de cuatro hojas y al lado del trébol un pequeño, casi imperceptible brillo.

El tatuador nos explica el significado de ese tatuaje:

—El trébol simboliza sobre todo la suerte, que todos los amigos quieren tener en su relación. Cada hoja tiene un simbolismo: amor, fe, esperanza y suerte. ¿Conocéis el dicho? —negamos con la cabeza—. «Un buen amigo es como un trébol de cuatro hojas: difícil de encontrar y mucha suerte tenerlo»

—¿Y el brillo? —le pregunto interesada.

—Como podéis ver en el cuadernillo, el destello es muy pequeño y te tienes que fijar bastante para verlo. Tal vez sea difícil verlo pero siempre está ahí. Al igual que vuestros amigos, brillando contigo os encontréis cerca o a millas de distancia.

Nos lanzamos una mirada de «¿Es bonito, no?» «¿Qué opináis?».

—A mí me parece bien —Bruno rompe el hielo. Los demás nos mostramos de acuerdo con la idea.

—Está bien, entonces, ¿quién quiere ser el primero?

—Yo mismo —Bruno se levanta.

—Acompáñame —se dirigen a una sala.

Tiempo después, Bruno sale con el tatuaje hecho. Nos abalanzamos sobre él. Ha quedado genial.

—Tenéis que lavarlo un par de veces al día. Después, secarlo sin arrastrar con papel de cocina, nunca con una toalla. Una vez seca tenéis que aplicar una capa fina de crema especial para tatuajes —el tatuador nos informa de los cuidados necesarios para que todo salga bien.

Xavier, Mía y Miriam vuelven de la sala con sus tatuajes en la piel.

Las próximas somos Dafne y yo.

—¿Preparada? —le pregunto.

—Estoy nerviosa, ¿duele mucho?

Mía le contesta a su pregunta y la intenta tranquilizar:

—No, no duele —miente—. Solo piensa en algo que te guste o que te relaje.

—Vale.

—¿Faltáis vosotras, no? Seguidme —nos indica.

—Cat, ¿quieres que te acompañe? —me mira ansioso.

—No te preocupes, Brux.

Dejamos a los demás seguir admirando sus respectivos tatuajes y entramos a la sala.

Se encuentran dos tatuadores. Uno con el pelo negro como el carbón y una barba igual que la de Santa Claus. Y el otro con la nariz aguileña y los brazos llenos de tatuajes.

Enséñame a quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora